Foto: A ferro (Flickr)
“Lo que me molesta no es que me hayas mentido, sino que ya no puedo creer más en ti”.
Friedrich Nietzsche
A estas alturas resulta evidente que la precipitada “contrarreforma sanitaria” y los ajustes y recortes indiscriminados que desde hace unos meses vienen realizándose en todas las CCAA, están ocasionando un deterioro sin precedentes del Sistema Nacional de Salud (SNS). A pesar de los llamamientos y propuestas a la necesaria prudencia, al rigor en la toma de decisiones informada, a la aplicación de criterios de coste-efectividad en los recortes y en la (parece que inevitable y necesaria) “reasignación de recursos” o “desinversión”, el protagonismo y la participación de los profesionales brillan por su ausencia, siendo razones exclusivamente economicistas y fiscales las que parecen ser las decisivas y determinantes en las medidas que se están adoptando. Se echa en falta cierta dosis de transparencia, ya que en ningún momento se están argumentando o haciendo explícitas las razones que llevan a reorientar prioridades asistenciales o a suprimir la financiación de determinados programas, servicios o prestaciones cuyo objetivo debiera ser solo “desinvertir en lo que no añade salud sin dañar el sistema”.
Sin embargo, como sostiene J.R.Repullo en un reciente artículo que ya hemos comentado en una entrada anterior, (“Ética del racionamiento y la desinversión”), por razones éticas y de autonomía profesional, correspondería a los profesionales sanitarios asumir la desinversión activa en lo que no añade valor, o lo hace de forma muy residual. Y reasignar estos recursos hacia otras funciones, actividades o estrategias que permitan mantener y mejorar la salud de nuestros pacientes y ciudadanos.
Como es lógico, todo ello exigiría que “…las autoridades sanitarias deben hacer bien su trabajo; la regulación del sistema exige múltiples cambios […]; hacer política sanitaria implica un compromiso reformista y regeneracionista que poco tiene que ver con recortar o con culpar”.
En este difícil contexto, nos hacemos eco de una iniciativa que ponen en marcha en estos días las organizaciones sindicales con mayor representación en el sector sanitario: “CON LA SANIDAD NO SE JUEGA”. Se trata de una campaña que pretende recoger un millón de firmas en defensa de la Sanidad Pública y contra los perjuicios que el RDL 16/2012 ocasionará sobre el SNS.
Esta es la transcripción del Manifiesto de la Campaña:
La reforma sanitaria que el Gobierno aprobó tras el RDL 16/2012 es otro paso más en un objetivo perfectamente planificado que pretende situar al Sistema Nacional de Salud (SNS) en una situación que justifique su supuesta ineficiencia, y con ello posibilitar la entrada de la iniciativa privada y promover el doble aseguramiento sanitario. Al mismo tiempo que se quiebra el derecho a la universalidad de las prestaciones cambiando el derecho de ciudadanía por la condición de asegurado y bajo la justificación de la crisis económica, de la necesidad de ahorro y de no gastar lo que no se tiene, el Gobierno está tomando una serie de medidas que afectan a nuestros derechos básicos.
Las organizaciones sindicales más representativas del SNS (CSIF, FSP-UGT, FSS-CCOO y SATSE) hemos manifestado nuestra preocupación sobre las graves consecuencias que puede generar en la calidad asistencial y en la atención sanitaria un recorte tan brutal, que de inmediato va a generar desigualdades entre la población, además de empeorar las condiciones laborales de todos los profesionales.
Las medidas adoptadas por el Gobierno van a impedir el acceso a la tarjeta sanitaria a un importante número de inmigrantes que viven en nuestro país. La cartera de servicios quedará dividida en tres niveles: la financiada, la que se realiza con “repago”, es decir, con aportación del usuario, y la que será exclusivamente de pago. Por primera vez en nuestra democracia, 8 millones de pensionistas participarán en el copago farmacéutico y se incrementará la aportación de la mayoría de los usuarios.
Rechazamos las medidas del Gobierno de copagos y repagos que recaen en los más débiles, más enfermos y más mayores, así como los recortes en necesidades básicas sanitarias porque nos afectan a todos, y la salud no puede ser objeto de mercadeo.
El SNS es el servicio mejor valorado por la ciudadanía, es uno de los sectores generadores de empleo del país, con gran calidad de profesionales y, además, tiene uno de los mejores resultados de salud entre los países desarrollados. Para que siga siendo así, proponemos:
1. Incrementar y mejorar los servicios públicos sanitarios del SNS porque está en juego la salud de la ciudadanía.
2. Reformar la gestión del SNS orientándola a una óptima eficiencia y efectividad en la atención sanitaria, sin adoptar medidas estrictamente económicas que recaigan en usuarios y profesionales.
3. Proteger y cuidar a los profesionales sanitarios, fuente principal de excelencia del SNS.
4. Potenciar el consenso, mediante el diálogo y la negociación, con los interlocutores sociales que representan a las trabajadoras y trabajadores.
5. Apostar por la coordinación sanitaria y sociosanitaria, y realizar mayor inversión en Atención Primaria, porque generará un ahorro a medio plazo en todo el SNS.
Se puede firmar para apoyar la campaña en cualquiera de los siguientes enlaces:
Y por si alguien cree que las cosas no están mal del todo, pueden leer los comentarios y el punto de vista de un 'desengañado' facultativo, Jefe de la Unidad de Radiología intervencionista del Hospital Virgen de la Salud de Toledo, en la carta remitida a un medio de comunicación en días pasados…
Bien. Pues así es como están las cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario