A raíz del Informe ”Los ciudadanos ante la e-sanidad”, publicado hace unas semanas por el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI), se están llevando a cabo distintos análisis y valoraciones de los diversos aspectos aparecen en el mismo, como recuerda Miguel Ángel Máñez @manyez en una reciente entrada de su blog Salud con Cosas.
Esther Gorjón @jesterhanny ha escrito también varios posts sobre el mismo en Signos vitales 2.0: e-Salud española (1ª parte), (2ª parte) y Comunicación y e-Salud.
El Informe, elaborado a partir del trabajo de campo realizado en julio de 2011, coincide sustancialmente y confirma también algunos de los datos que ya publicara el INE en la Encuesta sobre equipamiento y uso de TIC en los hogares en octubre de 2011, y distintos paneles realizados por el ONTSI.
El 66.4 %, (las dos terceras partes), de los hogares españoles tiene acceso a Internet.
Sobre el total de personas que utilizan Internet:
• El 83.7 % lo hizo para la “Búsqueda de información sobre bienes o servicios”.
• El 66.3 % lo ha utilizado para “Recibir o enviar correos electrónicos”.
• Un 34.2 % participa en redes sociales.
Del total de internautas, el 48,3% utiliza la red como fuente de información sobre temas de salud. Trasladando el valor de este indicador al total de la población, supondría que el 29,9% de los ciudadanos utilizaría Internet con esta finalidad. Sigue siendo predominante la consulta a los profesionales sanitarios como recurso para obtener información sobre temas sanitarios, sobre todo en núcleos rurales de menos de 2.000 habitantes.
Con respecto al género y a la edad, las mujeres (con un 31.4%) frente a los hombres (con un 28.3%) buscan más información sobre salud en la red, y más del 40% de los menores de 50 años utiliza Internet con esta finalidad. A partir de esa edad se reduce de manera significativa, siendo del 21% entre el grupo de edad de 50 a 64 años y casi testimonial (4,8%) entre los ciudadanos de 65 años o más.
De cualquier manera, la búsqueda y el acceso a información sanitaria en Internet tanto de pacientes como de usuarios en general, se está consolidando de manera progresiva como un proceso irreversible, eficiente y de alto valor añadido. Es previsible que este proceso impacte significativamente en la provisión de servicios sanitarios al situar al paciente en el centro o foco de atención del sistema, habilitándole para conocer todas las opciones posibles con el fin de tomar las mejores decisiones en el cuidado y mejora de su salud.
Esta es la idea que subyace al concepto de e-paciente o paciente 2.0, como ciudadano comprometido con su salud y con autonomía en la toma de decisiones relativas a su estado, que busca información para mejorar el conocimiento que tiene de su enfermedad y de los cuidados para la misma, interactuando con otros pacientes y con los profesionales sanitarios a través de herramientas basadas en Internet.
Pero llegados a este punto, y antes de dar demasiadas cosas por supuestas, es preciso hacer algunas consideraciones previas acerca del nivel de educación o ‘alfabetización en salud’ (health literacy) de los ciudadanos o de los pacientes y usuarios de los servicios sanitarios, (“todos hemos sido, somos o seremos pacientes”), que obviamente condicionará los resultados de esa búsqueda, esa interacción y esas consultas. ¿Realmente entienden o comprenden la información recibida u obtenida?
Básicamente, la ‘alfabetización en salud’ se refiere a la capacidad de los individuos para satisfacer las complejas demandas de la salud en la sociedad actual. A pesar de que su importancia es cada vez más reconocida, todavía no existe un consenso general sobre su definición ni sobre sus dimensiones conceptuales, además de que las herramientas disponibles para medirla son muy variadas y diversas.
Algunas definiciones de “alfabetización en salud”. El proyecto HLS-EU
· “La alfabetización en salud hace referencia a las habilidades sociales y cognitivas que determinan el nivel de motivación y la capacidad de una persona para acceder, entender y utilizar la información de forma que le permita promover y mantener una buena salud” (WHO-OMS, 1998).
· “La capacidad general de una persona de obtener, procesar y comprender información básica sobre la salud y los servicios necesarios para adoptar decisiones apropiadas en materia de salud” (Institute of Medicine, 2004).
· “La capacidad de una persona de obtener, interpretar y comprender los servicios y la información sanitaria básica con el objetivo de mejorar la salud” (NCC. Consejo de Consumidores del Reino Unido).
· “La alfabetización en salud es la capacidad de adoptar buenas decisiones en materia de salud en el contexto del día a día; en casa, en la comunidad, en el entorno laboral, en el sistema sanitario, en el mercado de trabajo y en el ámbito del debate político” (Kickbusch, 2005).
Una característica común de estas definiciones es que se centran en las habilidades o capacidades individuales para obtener, procesar y entender información de salud y en las competencias necesarias para tomar decisiones apropiadas en materia de salud. Sin embargo, los debates y las perspectivas más recientes sobre el papel de la alfabetización en salud destacan la importancia de ir más allá de un enfoque individual, y considerar la alfabetización en salud como una interacción que debe ser contextualizada entre las demandas de los sistemas de salud y las habilidades de los individuos.
Esta ha sido la perspectiva adoptada por el European Health Literacy Project (HLS-EU) financiado por la Comisión Europea y formado por un Consorcio de 8 países (Austria, Bulgaria, Alemania, Grecia, Irlanda, Países Bajos, Polonia y España), con la finalidad de investigar, documentar y estudiar el alcance de la situación en Europa y establecer una Red Europea de alfabetización en salud.
Proyecto europeo de alfabetización en salud 2011. Modelo conceptual de HLS-EU
El proyecto de la HLS-EU propone su propio modelo, que abarca tanto el punto de vista médico-asistencial como el de salud pública de la alfabetización en salud. Se ha propuesto la siguiente definición:
· La alfabetización en salud se basa en la alfabetización general y engloba las motivaciones, los conocimientos y las competencias de las personas para acceder, entender, evaluar y aplicar la información sobre la salud en la toma de decisiones sobre la atención y el cuidado sanitario, la prevención de enfermedades y la promoción de la salud para mantener y mejorar la calidad de vida a lo largo de ésta. (Sørensen et al. 2011).
La combinación de las cuatro dimensiones referidas al procesamiento de la información sobre la salud, (acceder, entender, evaluar y aplicar), con los tres niveles de dominio (atención y cuidado del enfermo, prevención y promoción de la salud), produce una matriz con 12 subdimensiones:
Dimensiones de la alfabetización en salud en el proyecto HLS-EU (Sørensen, 2011)
Partiendo de esta tabla se diseñó un cuestionario que incluía entre 3 y 5 items específicamente formulados por cada una de estas subdimensiones, que resultan en un total de 47 cuestiones. Todas ellas indagan sobre determinadas situaciones o tareas en las que se necesita gestionar información relevante para la salud en aspectos relacionados con la asistencia sanitaria, la prevención de enfermedades y la promoción de la salud. Las respuestas se clasifican según el grado de dificultad percibida por el encuestado en cada tarea o situación, baremándolas en una escala de Likert con 4 categorías (muy fácil, fácil, difícil, muy difícil).
En el marco del Proyecto HLS-EU en 2011 se realizó una encuesta sobre una muestra de 1.000 personas en cada uno de los ocho países citados de la UE para valorar el nivel de alfabetización en salud.
A partir de los resultados se calculó el índice general de alfabetización en salud (0-50), siendo 0 el valor de una alfabetización en salud mínima y 50 la máxima.
El índice general de alfabetización en salud comprende el ajuste o relación que existe entre las competencias, expectativas y experiencias del individuo con las demandas y expectativas de su entorno en el ámbito de la salud.
La puntuación alcanzada permitió definir 4 niveles de alfabetización en salud:
0-25 Puntos. Alfabetización en Salud DEFICIENTE.
>25-33 Puntos. Alfabetización en Salud PROBLEMÁTICA.
>33-42 Puntos. Alfabetización en Salud SUFICIENTE.
>42-50 Puntos. Alfabetización en Salud EXCELENTE.
Los resultados de la HLS-EU no son muy alentadores y muestran que en el 12,4% de los europeos la alfabetización en salud era deficiente, (o inadecuada), mientras que un 35,2% tenía una alfabetización en salud problemática. Ello significa que un 47.6% de la población tienen una alfabetización en salud limitada. En otras palabras, el índice de alfabetización general en salud calculado indica que casi una de cada dos personas en Europa tiene limitaciones en este aspecto.
En España los datos indican que en un 7.5% de los encuestados la alfabetización en salud era deficiente y en un 50.8% era problemática. Es decir, en un 58.3% de las personas encuestadas en España presenta dificultades y limitaciones relacionadas con la alfabetización en salud.
A la vista de estos resultados se han propuesto una serie de recomendaciones generales para el desarrollo de políticas de mejora de la alfabetización en salud en Europa, que deberían ser puestas en marcha en el seno de la UE. Aparecen recogidas sucintamente en el informe final de conclusiones.
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En este mismo orden de cosas, hace unos meses la Universidad de los Pacientes de la Fundación Joseph Laporte organizó un Seminario Internacional sobre ‘Alfabetización en Salud de la población española’, que se desarrolló en Toledo en enero de 2012. En el marco de este encuentro se dio a conocer un estudio realizado a partir de una encuesta sobre una muestra de 3.000 personas, estratificada por comunidades autónomas, para valorar el grado de conocimientos, competencias y habilidades en materia sanitaria de la población española. Todas ellas respondieron a preguntas relacionadas con su percepción acerca del autocuidado y las fuentes más fiables a la hora de buscar información sanitaria.
El resultado más llamativo es que un 62% de los encuestados asegura no disponer del conocimiento necesario cuando padece una enfermedad. Igualmente, el 57% de las personas indica que al salir de la consulta tiene la impresión de que el profesional sanitario le ha ayudado, si bien para la mayoría de los encuestados, la información que le proporcionan los sanitarios por escrito, el prospecto del medicamento y el informe médico es más complicada de comprender. Como se puede comprobar, estos datos son muy semejantes a los resultados de la encuesta europea del Proyecto HLS-EU.
Según se desprende también de las conclusiones del estudio, cerca del 50% de la población española toma medicamentos antes de acudir al médico, y hasta un 45% prefiere ‘cuidarse a sí mismo’ en lugar de acudir a la consulta.
La encuesta indica que el 41% de la población busca habitualmente información sobre temas de salud, siendo las mujeres entre 35 y 49 años quienes más lo hacen y las personas mayores las que menos buscan. La búsqueda de información parece relacionarse con la percepción del estado de salud: entre los encuestados con muy mala percepción de su salud el 54% busca información, en contraposición con el 40% de los encuestados que tienen una buena percepción de su salud. Se busca información sobre enfermedades determinadas (31%); para resolver dudas sobre los síntomas, tratamientos o pruebas diagnósticas (31%); para mejorar los hábitos de vida saludables (17%) y, en menor medida para conocer la experiencia de personas que tienen su enfermedad o la de un familiar (3%) o para evitar tener que ir al médico (1%).
Ocho de cada diez personas considera muy buena la información procedente del profesional sanitario y del farmacéutico. En relación a otras fuentes como la familia, los libros y revistas, la televisión e Internet se valoran positivamente pero en menor medida. Por otro lado, el 58% de la población no sabe qué valoración daría a la información que podría proporcionar una asociación de pacientes, aunque el 27% considera que la información sería muy buena o buena.
Rima Rudd, Profesora Titular de Sociedad, Desarrollo Humano y Salud en la Escuela de Salud Pública de Harvard señaló que “es muy importante enseñar a los pacientes a ‘navegar’ por el sistema sanitario y a tener un mayor conocimiento de cómo cuidar su propia salud”.
Parece pues, que la ‘alfabetización en salud’ es uno de los principales problemas de los países de todo el mundo, con independencia de su nivel de desarrollo, en cuanto que incide directamente en la pérdida de calidad de vida, de salud y en el incremento del índice de mortalidad.
(Continuará…)