En un famoso artículo publicado en la revista Lancet en febrero de 1951 (Lancet 1951 Feb 10;1(6650):339-41), el endocrinólogo británico Richard Ascher introdujo el término síndrome de Münchhausen, para describir a algunos pacientes que elaboraban historias clínicas con signos y síntomas fingidos de enfermedades poco convincentes, que se sometían voluntariamente a exploraciones, procedimientos y tratamientos innecesarios, incluso con riesgo de su propia vida. Fallecido en 1969, Ascher explicaba que la denominación se inspiró en la figura del barón alemán Kart Friedrich Hieronymus Von Münchhausen (1720-1797), conocido según la tradición por sus relatos de hazañas increíbles y fantasiosas.
Los pacientes afectados por este síndrome fingen enfermedades complejas, pero no pueden catalogarse de simuladores ni de histéricos, ya que si bien son conscientes de sus actos, y saben que fingen la sintomatología, no pueden explicar las razones para su comportamiento. Es decir, a diferencia de la histeria, donde la producción y motivos de los síntomas, son inconscientes, en el síndrome de Münchhausen la producción de los síntomas es consciente, mientras que las motivaciones, provienen del inconsciente del paciente; este es el rasgo más distintivo del síndrome.
El trastorno aparece registrado en el DSM-IV-TR (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), de la Asociación Americana de Psiquiatría, y catalogado en la CIE-10 como F68.1 (Trastorno facticio), equivalente al 301-51 en la CIE-9.
En 1977, el pediatra Roy Meadow, profesor de Pediatría en la Universidad de Leeds, Inglaterra, acuñó el concepto de síndrome de Münchhausen por poder (MSBP: Münchhausen Syndrome by power o by Proxy) para referirse al trastorno en el que una persona causa deliberadamente lesión, enfermedad o daño a otra persona pero, a diferencia de la simulación, la producción de los síntomas no está motivada por un incentivo externo. El responsable suele ser el padre, madre, tutor o su cónyuge y la víctima suele ser un niño o adulto vulnerable. La mayoría de los casos suponen la inducción de enfermedad física, aunque también es posible la inducción de condiciones que aparentan ser genéticas, o de trastorno psicológico.
Meadow, que posteriormente fue desacreditado, describió el comportamiento abusivo de dos madres británicas con sus propios hijos. Al parecer una de ellas había envenenado a su niño con cantidades excesivas de sal; la otra había introducido su propia sangre en una muestra de orina de su bebé. Se refirió a este comportamiento como “síndrome de Münchhausen por poder”. No obstante, en la actualidad la comunidad científica se muestra escéptica ante la existencia del MSBP que, aunque aparece citado en el DSM-IV-TR para posteriores revisiones, hasta el momento no ha sido reconocido.
El término Münchhausen por internet (MBI) fue propuesto por el psiquiatra Marc Feldman en el año 2000, después de identificar a partir de 1998 un patrón de conducta relacionado con el progresivo aumento de foros de pacientes en Internet. Las personas con este tipo de comportamiento son usuarios de Internet que buscan llamar la atención fingiendo enfermedades en sitios on line, tales como chats, “muros” y tablones de mensajes o foros de contactos en redes sociales. En la literatura médica se ha venido describiendo como una manifestación del trastorno facticio o trastorno facticio por poderes, aunque tampoco está recogido en el DSM-IV-TR.
Los primeros informes sobre usuarios que engañaban a los participantes en foros de Internet, presentándose a sí mismos como gravemente enfermos o como víctimas de violencia, aparecieron en la década de 1990 debido a la relativa novedad de las comunicaciones en la web.
En resumen, quienes padecen Münchhausen por Internet construyen identidades falsas y fingen tener enfermedades o traumas para conseguir llamar la atención o despertar la simpatía de comunidades y grupos de apoyo on line. Generalmente inventan múltiples personalidades en línea para dar veracidad al personaje principal. Según algunos, no es exagerado afirmar que con la explosión de las redes sociales se está produciendo una auténtica “epidemia” de MBI, lo que puede acabar minando y destruyendo la confianza en que se basan estas comunidades on line.
En uno de los últimos números del Journal of Medical Internet Research se publica una documentada, amplia e interesante revisión sobre este problema y cómo el uso de la tecnología Web puede también tener impactos o efectos negativos sobre pacientes, cuidadores y profesionales: Münchhausen by Internet: Current Research and Future Directions (J Medical Internet Research, 2012; 14 (4): E115). El artículo se centra en los casos de individuos que irrumpen en los grupos buscando su propia satisfacción personal, sin asociarlo o considerarlo unido al fenómeno más extendido de los “trolls” de Internet, es decir, aquellas personas que intervienen y actúan con la intención de provocar, molestar, confundir, alterar contenidos o temas de discusión en foros virtuales.
Los autores llevan a cabo una amplia revisión para investigar las causas y efectos del engaño y la suplantación de identidad on line y del Münchhausen por Internet, basándose en la investigación académica y en el estudio de casos reportados on line y en los medios de comunicación.
En los resultados destacan la escasa y limitada investigación existente en relación con la motivación, oportunidad, detección, efectos y devastadoras consecuencias del Münchhausen por Internet, que aparece formalmente vinculada con aspectos de trolling.
En el trabajo se describen y utilizan algunos estudios de caso para ilustrar el fenómeno. Resulta particularmente preocupante la facilidad con la que puede llevarse a cabo el engaño on line, las dificultades para su detección, así como el impacto del daño y el potencial peligro para las víctimas aisladas.
En las conclusiones se sugieren algunas maneras de abordar el Münchhausen por Internet, como el empleo para su detección de estudios de análisis de contenido cualitativo (QCA), comparando los contenidos manifiestos y el contenido latente o subyacente de un texto. Se recomiendan algunas posibles pautas de actuación para enfrentarse a los pacientes en quienes se sospeche el trastorno.
Finalmente, los autores proponen seguir avanzando en futuras investigaciones sobre el síndrome, la psicología y los métodos para poder proporcionar consejo, apoyo y asesoramiento a facilitadores y mediadores de grupos y comunidades de salud en los que hayan ocurrido estos casos. También se propone que el Münchhausen por Internet y el trolling con Münchhausen por Internet se reconozcan formalmente en la próxima versión revisada del DSM-V, cuya publicación está prevista para mayo de 2013. Esto contribuiría a identificar y minimizar el crecimiento de estos comportamientos de manera más efectiva, a medida que un mayor número de personas buscan ayuda y apoyo en los entornos Web 2.0.
Un buen trabajo cuya lectura es recomendable en estos tiempos de difusión y acceso a recursos y a comunidades virtuales en el ámbito de la salud...
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