Foto: Heinz-PeterBader (Reuters)
Exponemos a continuación un amplio resumen de cada uno de los apartados del Informe “Transforming the delivery of health and social care. The case for fundamental change” del King’s Fund, al que nos referíamos en una entrada anterior del blog.
Los impulsores del cambio
Para los autores del documento existen una serie de factores (drivers) que impulsarán y determinarán el cambio del sistema. Son los siguientes:
· Cambios demográficos
· Resultados en salud y esperanza de vida
· La carga de enfermedad y discapacidad
· Factores de riesgo
· Expectativas de usuarios y pacientes
· Avances médicos
· Recursos humanos y financieros
La proporción de población mayor (>65 años) o muy mayor (>80 años) es creciente, lo que determina que también estén aumentando sus demandas de atención sanitaria y social. En este sentido, el sistema no se ha adaptado suficientemente para satisfacer las necesidades de ese creciente número de personas mayores.
Cabe destacar que se han producido progresos importantes en la lucha contra las que en su día fueron las principales causas de muerte prematura, y se ha hecho frente a factores de riesgo como el consumo de cigarrillos. Al mismo tiempo han surgido nuevos problemas que suponen una amenaza para la salud de la población en el futuro, destacando en particular un mayor consumo de alcohol, el sobrepeso y la obesidad. Los servicios sanitarios y sociales han desempeñado un papel muy importante en mejorar la salud de la población y el acceso a los cuidados y han evolucionado en respuesta a las necesidades cambiantes que han ido apareciendo.
Con todo, los servicios sanitarios y sociales han luchado para intentar adaptarse al ritmo de los cambios demográficos, a los cambios en la morbilidad y al aumento en las expectativas de pacientes y usuarios. Los avances médicos han significado que algunos problemas que antes eran imposibles de tratar, ahora son susceptibles de intervención médica, y que algunas enfermedades puedan ser detectadas en etapas previas. Los avances tecnológicos también han permitido que la atención pueda prestarse en diferentes lugares, con cuidados que pueden facilitarse de manera ambulatoria, en régimen de hospital de día o en el nivel de atención primaria.
No obstante, todavía se presta demasiada atención en hospitales y residencias, y los servicios asistenciales siguen teniendo mayor prioridad que la prevención. La atención a menudo está fragmentada y las necesidades de una población que envejece, para quien los problemas y enfermedades de larga duración y la multimorbilidad representan el mayor reto, no siempre están siendo bien atendidas.
Por otro lado, en cuanto a los recursos humanos y financieros, las restricciones en el gasto público significarán que las mejoras en la atención tendrán que financiarse al margen de los presupuestos existentes, y haciendo un uso más intensivo de los activos disponibles. Es necesario emplear la fuerza de trabajo de manera diferente y planificar cómo hacer frente a la escasez de personal que se plantea y a los excedentes en determinadas categorías laborales. A pesar de la expansión de los profesionales sanitarios, puede haber escasez de médicos de familia (GP’s) en el futuro, mientras que en los hospitales habrá oportunidades para alcanzar un mejor equilibrio entre generalistas y especialistas.
¿Está bien equipado el sistema actual de prestación de servicios para dar respuesta a estos determinantes?
En cuanto a la salud de la población y los resultados globales en salud, sería necesario dar una mayor prioridad a la salud pública, a la prevención en salud y la atención social. Aunque se han logrado avances en la prevención secundaria y en la mejora de la esperanza de vida, persisten las desigualdades de salud y se carece de métodos eficaces para la prevención primaria y abordar los determinantes de la salud. Los servicios todavía se centran demasiado en tratar enfermedades y problemas agudos de salud y situaciones de crisis.
El sistema de Atención Primaria en el Reino Unido está más firmemente implantado que en muchos otros países, y ofrece una gama más amplia de atención que en cualquier otro momento en la historia del NHS. A pesar de ello, hay evidencia de que existen amplias variaciones en la calidad de la atención y desigualdades en la distribución de los GP’s. Si el objetivo es abordar estas variaciones y prestar más atención fuera del hospital, el actual modelo de práctica generalista no es apto para este propósito.
Con respecto a la atención hospitalaria, es esencial introducir cambios fundamentales en su forma de trabajo. Debe mejorarse la calidad de la atención en los hospitales mediante una mayor concentración de servicios especializados, apoyándose en evidencias; reducir la duplicación de servicios hospitalarios locales, haciendo un uso más eficaz del personal médico, incluyendo las tardes y los fines de semana. Además, hay una urgente necesidad de prestar cuidados a personas mayores frágiles y a personas al final de la vida, en dispositivos y recursos alternativos adecuados.
La forma en que se prestan los servicios de atención social, así como su financiación, necesitan una revisión radical. La personalización de los cuidados, una integración más estrecha con la atención sanitaria, con los recursos de alojamiento y el uso de la tecnología crean oportunidades para la innovación. Se necesitan nuevos modelos residenciales y poner un mayor énfasis en la adopción por las personas de decisiones informadas sobre su cuidado. Es necesario encontrar recursos suficientes mediante la oportuna combinación de fuentes públicas y privadas para pagar una atención con la calidad adecuada.
Aunque la salud mental en Inglaterra se comporta bien en muchas comparaciones internacionales, el modelo actual de atención está fracasando en varios aspectos. El sistema trata los problemas de salud mental de forma aislada de las necesidades físicas, y pierde oportunidades para conectar con otros servicios públicos que son esenciales para la recuperación y rehabilitación. Superar estas debilidades podría aliviar la presión en otras partes del sistema, donde las enfermedades físicas se ven exacerbadas por los problemas de salud mental no resueltos.
El análisis lleva a concluir que el sistema existente, (a base de remiendos), no podrá llevar a cabo los cambios transformacionales que se requieren. Es necesario un cambio radical en el pensamiento y la acción para abordar las debilidades fundamentales de un sistema que sigue centrado en los problemas de ayer, en lugar de anticipar lo que se necesitará en el futuro. En este punto hay que reconocer que el NHS no está solo en la necesidad de reorientar fundamentalmente la manera de prestar los cuidados; como otros sistemas del mundo, ha sido igual de lento para adaptarse a las necesidades cambiantes que han ido surgiendo.
El sistema de atención sanitaria y social del futuro
En este apartado del Informe se exploran algunos de los cambios que sería necesario introducir en el sistema, referidos sobre todo a los siguientes aspectos:
· Cómo fortalecer el papel de los pacientes y usuarios en los equipos de atención.
· Nuevas funciones y roles para los profesionales.
· Replanteamiento de los lugares donde prestar la atención y cuidados.
· El uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
· Cómo aprovechar el potencial de las nuevas tecnologías y avances médicos.
· Cómo hacer un uso inteligente de la información y de los datos.
Recordando una observación atribuida a William Gibson, según la cual ‘The future is already here – it’s just not very evenly distributed’, (el futuro ya está aquí, solo que no está distribuido de manera muy uniforme), se exponen algunos ejemplos y experiencias de cómo pueden hacerse las cosas de otra manera, y que demuestran hacia donde se debería evolucionar para conseguir un sistema de prestación de servicios más adecuado para el futuro.
Con respecto al papel de los pacientes y usuarios en los equipos de atención, el sistema de prestación de servicios será más adecuado cuando aquellos participen activamente en el diseño de la atención y los cuidados y sean considerados “co-productores”, miembros clave del equipo de atención, recibiendo suficiente apoyo e información para permitirles su autocuidado y el manejo de su enfermedad.
Para adecuarse al futuro, los roles profesionales deben ser más flexibles con el fin de que se adapten a las cambiantes necesidades de los pacientes. Esto supone que todos los miembros del equipo han de tener claras sus funciones y responsabilidades, y estar capacitados para asumir tantas competencias y responsabilidades como sean capaces (incluyendo los pacientes y trabajadores no profesionales). El sistema también debe garantizar una combinación apropiada de generalistas y especialistas.
Sobre el lugar de prestación de la atención y los cuidados, estos deben proporcionarse de manera segura y eficiente, facilitando la atención en el lugar correcto y en el momento adecuado (oportuno) o conveniente para los usuarios, reduciendo la sobredependencia de los hospitales y residencias. El objetivo será promover el trabajo integrado y el uso flexible de los dispositivos existentes, aprovechando al máximo los recursos disponibles.
El sistema de salud y cuidados –de atención sanitaria y social- será más adecuado cuando los pacientes y usuarios puedan interactuar con los proveedores en el momento y lugar más conveniente para ellos, utilizando las TIC disponibles y facilitando apoyo para ser atendidos en casa usando dispositivos de teleasistencia y telemedicina (desarrollando la e-Health).
Deberá utilizar todos los recursos, identificando y evaluando el potencial de las nuevas tecnologías y avances médicos, adoptando y difundiendo con rapidez los de probada efectividad. Entre las potenciales oportunidades se encuentra el desarrollo de la genómica y la medicina personalizada, la miniaturización en la aplicación de fármacos, la medicina regenerativa, etc. El papel de las agencias de evaluación de tecnologías sanitarias, (el NICE en el caso del Reino Unido) es muy relevante en este aspecto.
Finalmente, el sistema sanitario y de atención social será más adecuado y adaptado para el futuro cuando los pacientes tengan el control de sus propios datos sobre su salud y sus cuidados, y estos sean analizados en tiempo real y devueltos para poder tomar decisiones.
(Continuará…)
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