Representación de Esopo de la crónica de Nuremberg (1493)
Brevedad y sencillez narrativa son las dos principales características de una fábula. Relatos de pocas líneas en las que apenas se esboza una acción dramática, una situación concreta en la que ocurre algo o se desarrollan determinados hechos, que ponen de manifiesto unas pautas de conducta relativas a la naturaleza humana.
Presentan además un carácter alegórico, aunque no por ello menos realista. Con frecuencia, los protagonistas de la fábula son animales, pero su comportamiento es netamente humano. Todos los elementos de la fábula indican que se trata de un trasunto de la vida de los hombres. Así, la reflexión que se deriva de la acción encaja perfectamente en los modos de actuar de las personas.
El desenlace de la acción narrada lleva a sacar una conclusión moral, otro rasgo básico de la fábula. Esa reflexión final puede estar meramente implícita, es decir, no se expresa formalmente, sino que el propio lector es quien debe obtenerla para sí mismo. En otras ocasiones puede encontrarse una formalización textual, la “moraleja”, con la que se cierran tantas fábulas.
En la Grecia clásica existió una importante tradición fabulística oral, que se materializó en la elaboración y fijación por escrito de diversas colecciones de fábulas. Es en este contexto en el que surgió la figura de Esopo, de quien tradicionalmente se ha creído que fue un autor de fábulas que vivió en la segunda mitad del siglo VI a.C., aunque no está probada su existencia real. No obstante, su obra tuvo una gran influencia, empleándose incluso como libros de texto en las escuelas.
Las fábulas de Esopo contienen una enseñanza moral a partir de las experiencias de la vida cotidiana. En sus narraciones recoge el pensamiento popular y expone con tono burlón, irónico y a veces escéptico, las virtudes y defectos del género humano. Algunos de estos rasgos adquieren casi el carácter de ley básica: las personas prudentes, astutas e inteligentes ganan, mientras que los necios y débiles, pierden…
Muchas de las fábulas de Esopo han sido posteriormente reelaboradas y recopiladas a lo largo del tiempo por numerosos autores, entre los que destacan Jean de la Fontaine o Félix María Samaniego.
Rustico Beach, Prince Edward Island, Canada. 1916 (Musée McCord, Quebec)
Hace ya algún
tiempo, en una visita a Fundación Gonzalo Torrente Ballester, en
Santiago de Compostela, tuvimos ocasión de contemplar una original exposición
gráfica en la que se hacía una interesante reinterpretación gráfica de algunas
de esas fábulas.
Al lado de las imágenes de los cuadros, de pequeño formato, se encontraba el
texto de la fábula grabado en una placa metálica.
Dos de ellas me
llamaron especialmente la atención:
“LOS VIAJEROS EN LA COSTA” (Esopo, fábula 311)
Algunos viajeros, que viajaban a lo largo de la costa del mar, subieron a la cumbre de un alto acantilado, y dirigiendo su mirada hacia el mar, vieron en la distancia lo que ellos pensaron era un barco grande.
Ellos esperaron con la esperanza de que aquello entrara a la bahía, pero a medida que el objeto se acercaba a la costa, supusieron que más bien se trataba de una pequeña barca. Cuando sin embargo, el objeto alcanzó la playa, descubrieron que sólo era un haz grande de leña y palos, y uno de ellos dijo a sus compañeros:
- Hemos esperado inútilmente, pues después de todo no hay nada para ver sino una carga de madera.
Nuestras meras ilusiones y anticipaciones de la vida, son más grandes que las realidades
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“LA VIUDA Y SU OVEJA” (Esopo, fábula 291)
Una pobre viuda tenía una única oveja. Al tiempo de la trasquila, y deseando tomar su lana en forma económica, la trasquiló ella misma, pero usaba la herramienta en tan mala forma que junto con la lana le cortaba también la carne. La oveja acongojada y con dolor, le dijo:
- ¿Por qué me maltratas así, ama? ¿En qué te puede beneficiar el agregar mi sangre a la lana? Si quieres mi carne, llama al carnicero quien me matará al instante sin sufrimiento, pero si lo que deseas es mi lana, ahí está el esquilador, quien me esquilará sin herirme.
Antes de ejercer una actividad, prepárate y entrénate adecuadamente para ejecutarla bien.
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La primera fábula, (Los viajeros en la costa), viene a ser una llamada en favor del realismo, en contra de la especulación, las falsas apariencias y las ilusiones que muchas veces condicionan nuestra vida.
La segunda, (La viuda y su oveja), es tanto un elogio y una reivindicación del aprendizaje, como una apelación al trabajo bien hecho y a la búsqueda de la excelencia. Hacer un buen trabajo significa tener curiosidad, investigar y aprender de la incertidumbre.
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En uno de sus últimos y, como siempre, recomendables libros, (The Craftsman, 2008) El artesano, el prestigioso sociólogo norteamericano Richard Sennett se refiere al conflicto existente en la práctica de médicos y enfermeras en el NHS británico, en relación con los cambios y métodos introducidos en los últimos años para incrementar (teóricamente) la productividad de los profesionales, medir su actividad y mejorar la calidad de la atención.
En la reunión de la British Medical Association, celebrada en junio de 2006 en Belfast, el Dr. James Jonson, presidente de la asociación, observó que “el método que apoya el gobierno para mejorar la calidad y mantener bajos los precios consiste en hacer lo que se hace en los supermercados: ofrecer posibilidad de elección y competencia”. Dirigiéndose a sus colegas, dijo: “Me decís que el ritmo vertiginoso y la planificación incoherente con que se aplica la reforma de los sistemas está desestabilizando gravemente el NHS. El mensaje que recibo de la profesión médica es que el NHS está en peligro y que los médicos han sido marginados.” Dirigiéndose al gobierno y a los responsables políticos les instó: “Trabajen ustedes con la profesión. Nos somos el enemigo. Les ayudaremos a encontrar la solución.” Cuando los altos cargos gubernamentales subieron al escenario, sus discursos fueron recibidos con un cortés pero gélido silencio.
“Los médicos y los enfermeros británicos están cansados de reformas en un NHS que ya ha sido varias veces reformado a fondo en una década. Cualquier reforma organizacional lleva tiempo para ser asimilada: el personal tiene que aprender cómo poner en práctica los cambios, a quién llamar en cada momento, qué formularios emplear, qué procedimientos seguir. Si un paciente tiene un ataque cardíaco, no se piensa en ir a buscar el ‘Manual de rendimientos de las mejores prácticas’ para enterarse de las últimas reglas acerca de lo que se supone que hay que hacer. El proceso de asimilación es más largo cuanto mayor y más compleja sea la organización en las que se trabaja. El NHS, que es la entidad que más empleos proporciona en Gran Bretaña, está formado por más de 1.1 millones de personas. No puede cambiar de rumbo como si fuera un velero. Tanto los enfermeros como los médicos están todavía aprendiendo los cambios propuestos hace una década”.
De todo ello se desprenden varias enseñanzas: en las reformas hay que contar siempre con los profesionales y las cosas no pueden cambiarse de la noche a la mañana. En ocupaciones y actividades tan complejas como la atención sanitaria, el desarrollo y aplicación de habilidades técnicas exige “una constante interrelación entre el conocimiento tácito y el reflexivo, el primero de los cuales sirve como “ancla”, mientras que el otro cumple una función crítica y correctiva. (…) Cuando una institución como el NHS, sometida a una reforma convulsa, no permite desarrollar el ancla tácita, el motor del juicio se atasca.”
A la hora de enfrentarnos a un escenario de profundos cambios institucionales como los que se están produciendo también en nuestro SNS, convendría tener en cuenta también lo ocurrido antes en otros lugares. En los últimos días la Asamblea de la Organización Médica Colegial (19-1-2012) ha manifestado su preocupación por la inadecuada gestión sanitaria que a su juicio se está desarrollando desde las Comunidades Autónomas, rechazando las “medidas de recorte indiscriminadas que se vienen aplicando, por entender que ponen en peligro la calidad [del sistema] y que incluso algunas de ellas atentan contra la seguridad de los pacientes”. Ante esta situación reclama y exige “su PARTICIPACION activa en el análisis para la mejora del Sistema Sanitario y se reitera en su explicito compromiso público de colaboración, encaminado a devolver al SNS a los niveles de calidad, equidad y universalidad que siempre ha tenido”.
Casi al mismo tiempo, la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme) y sus 37 Sociedades Científicas adheridas, ha presentado un “Manifiesto de Debate ante el riesgo de deterioro irreversible de la sanidad pública española” al que también se han adherido el Consejo General de Colegios de Médicos de España (CGCOM) y la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM). En él se destaca con cierta dureza (hubo incluso un borrador anterior con algún párrafo 'menos diplomático') la necesidad de que a la hora de acometer y llevar a cabo las reformas emprendidas, los responsables políticos tengan en cuenta a los profesionales. La toma de decisiones debe llevarse a cabo en un marco de transparencia, debate público y con la participación de los agentes y grupos interesados:
(…) En algunas CCAA la administración sanitaria parece dispuesta a limitar su responsabilidad directa de gestionar el sistema sanitario público, proponiendo la transferencia de una parte sustancial de esta gestión (prestación de servicios) a empresas privadas, sin enfrentar decididamente medidas para preservar y/o introducir mejoras en el funcionamiento del propio sistema sanitario público. Esta actitud debería ser cuidadosamente revisada, buscando responsables capaces de afrontar verdaderamente el conjunto de las reformas necesarias para el SNS.
No existen precedentes, en las democracias avanzadas, de tomas de decisión de esta trascendencia sin que hayan sido sometidas a un debate público. Los políticos que propugnan la privatización de la gestión de la sanidad deben hacer públicos los estudios sobre los que basan sus propuestas y someterlos al escrutinio de los agentes interesados. No se trata de una solicitud de información, sino de una exigencia democrática. (…)
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En estos tiempos difíciles de mediocridad y de miseria, de desmoralización por las imposiciones y la (in)competencia, me ha parecido oportuno recordar e incorporar en el blog las dos fábulas de Esopo…
Entre tanto, he aquí algunas opiniones de interés aparecidas en la prensa sobre la marcha del proceso de transformación de nuestro SNS:
- La mala senda de la sanidad pública (J.R.Repullo) @repunomada
- Por qué debería importarle la privatización de los servicios sanitarios (S. Minué) @sminue
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