Leslie
Simmons. MA, BSN, RN
Chief
Operations Officer. Carroll
Hospital Center
corporativismo.
Como es sabido, hoy día la actividad asistencial
implica a distintos profesionales de muy diferentes ámbitos y especialidades,
cuya responsabilidad (y compromiso ético) exige buscar de forma conjunta la mejor respuesta para
una atención adecuada a los pacientes. Presumimos de flexibilidad, adaptación, profesionalidad,
equipos multidisciplinares, complementariedad, trabajo compartido y colaborativo,
descentralización, organizaciones horizontales, eliminación de las jerarquías, liderazgo
activo y consecuente que refuerce y apoye el desempeño de grupos de trabajo
multidisciplinares… ¿cuántas veces hemos oído/leído (sobre) estos y otros temas
parecidos?
No deja de resultar llamativo y sorprendente a estas
alturas encontrar (aún) artículos y debates sobre el alcance de las
competencias y funciones de las distintas profesiones sanitarias, el papel que
deben desempeñar o la aparición de posibles desencuentros y conflictos
interprofesionales. Pero nos empeñamos en prolongar discusiones, marcar
distancias, establecer límites y mantener esas disputas gremiales a las que
alude Miguel Ángel Máñez @manyez en su post “No podemos seguir juntos si sospechamos mutuamente”
a propósito de un editorial de Vicente Ortún en la revista Enfermería Clínica.
En esta misma semana,
dos notas aparecidas en Medscape (Physicians, NPsDisagree on Expanded Practitioner Role) y FierceHealtcare (Struggle continues over expanded role for nurses),
se hacían eco de un estudio publicado en el New
England Journal of Medicine por un equipo de
investigadores del Massachusetts General Hospital, que viene a demostrar a nuestro
juicio la supervivencia de algunos estereotipos y tics corporativistas:
El artículo en cuestión, (Perspectives of Physicians and NursePractitioners on Primary Care Practice),
da cuenta de los resultados de una encuesta de
ámbito nacional realizada en Estados Unidos, entre noviembre de 2011 y abril de 2012, a 972 clínicos (505
médicos y 467 enfermeras), que trabajan en atención primaria. Los distintos apartados
del cuestionario incluían el alcance de su trabajo, las características de la
práctica y su opinión y actitudes ante la posibilidad de ampliar el papel (competencias)
de las enfermeras en atención primaria. La encuesta se envió por correo y la
tasa de respuesta fue del 61,2%.
El sistema sanitario norteamericano atraviesa un momento crítico
en la planificación de recursos humanos. Con la promulgación de la nueva
legislación sanitaria (la ‘Affordable
Care Act’), el país tiene escasez de profesionales médicos en atención
primaria. Algunos expertos han propuesto ampliar las competencias y las
funciones en el trabajo de las enfermeras para satisfacer la demanda creciente
de los proveedores de atención primaria. Estas propuestas están resultando polémicas
y controvertidas.
Los médicos y enfermeras encuestados no
sólo perciben sus competencias y habilidades de manera diferente, sino también
los posibles efectos de una eventual ampliación de las competencias de las
enfermeras sobre los costes y la calidad de los cuidados.
Los médicos respondieron que trabajan más horas, ven a más
pacientes y obtienen mayores ingresos que las enfermeras. Un 80,9% de las enfermeras
informaron que trabajan con un médico, en comparación con el 41,4% de los
médicos que informaron que trabajan con una enfermera. La encuesta reveló que
era más probable que las enfermeras respondieran que pueden dirigir centros
sanitarios, que se les debe permitir órdenes de admisión en el hospital y que
se les retribuya por igual para los mismos servicios clínicos. Cuando se les
preguntó si estaban de acuerdo con la afirmación de que “los médicos realizan consultas
y exploraciones de mayor calidad que las enfermeras en las visitas de atención
primaria”, el 66,1% de los médicos estuvo de acuerdo, mientras que más de las
tres cuartas partes (75,3 %) de las enfermeras mostró su desacuerdo con ello.
Además, un 77 por ciento de las enfermeras manifestó que un
incremento de sus funciones reduciría los costes, mientras que sólo un 31,1 por
ciento de los médicos cree que se producirían ahorros en costes por este motivo.
Desde hace tiempo diferentes autoridades y
organizaciones sanitarias oficiales han alentando a las enfermeras para obtener
grados más altos con el fin de ampliar sus competencias clínicas, según demuestra
otro informe publicado también por el NEJM:
Expanding theRole of Advanced Nurse Practitioners -Risks and Rewards. Así, la
Asociación de Colegios de Enfermería
(AACN) de EEUU ha visto aumentar la inscripción en programas de maestría en un
67 por ciento en los últimos cinco años y la admisión a doctorados de práctica
clínica se ha disparado en un enorme 955 % en el mismo periodo.
El debate se prolonga ya desde hace varios años. De hecho, en 2011 el Committee on the Robert Wood
Johnson Foundation en el marco de la Initiative on the Future of Nursing, del
Institute of Medicine
(IOM), publicó un notable Informe que resultó decisivo: The Future of Nursing: Leading Change, Advancing Health.
La pregunta que se presentó a la Comisión que elaboró este informe era clave:
¿Qué
funciones puede asumir enfermería para hacer frente a la creciente demanda de
servicios sanitarios más seguros, eficaces y de alta calidad?
A
corto plazo, las nuevas leyes sanitarias identifican grandes retos en la
gestión de enfermedades crónicas, atención primaria, (incluyendo la
coordinación de la atención y la transición de cuidados entre niveles asistenciales),
promoción y bienestar y la prevención de eventos adversos (como las infecciones
nosocomiales). También está aumentando la demanda para una mejor prestación de
servicios de salud mental, servicios de salud escolar, cuidados de larga duración
y cuidados paliativos (incluyendo los cuidados en el fin de la vida). Si la mejora
en todas estas áreas de atención reducirá la tasa de crecimiento en los gastos
de salud todavía está por ver; sin embargo, los expertos creen que se traducirá
en mejores resultados sanitarios.
En medio de esta controversia que rodea el ámbito de
la práctica profesional es muy probable que se produzca un notable incremento
de la demanda de enfermeras cualificadas. Un estudio publicado en julio de 2012 en la revista Medical Care pronosticaba que su número crecería un 94
por ciento en los próximos años, pasando de 128.000 en 2008 hasta 244.000 en
2025.
En conclusión, las recomendaciones actuales de la política sanitaria
en los Estados Unidos que tienen como objetivo ampliar el número y las competencias
en la práctica clínica de las enfermeras de atención primaria están resultando
polémicas. Los médicos y enfermeras no están de acuerdo sobre sus respectivas
funciones en la prestación de servicios, lo que está dando lugar a posicionamientos
exclusivistas e interesados.
Reconocimiento mutuo, valoración, capacitación
profesional, compromiso y desarrollo de habilidades de comunicación, son
algunas de las estrategias que sin duda facilitarían la interrelación y
colaboración profesional, evitando desencuentros y conflictos que a nadie
favorecen…
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Estoy totalmente de acuerdo con tu conclusión. De todos modos, el problema del corporativismo y de la lucha desde tiempos inmemoriales entre médicos y enfermeros, técnicos y enfermeros, etc. creo que en muchas ocasiones se debe al "miedo" de que se sustituyan los unos por los otros (más baratos al ser de distinto nivel profesional), por lo que, ante la posibilidad de que pongan alguien en mi lugar de un estamento inferior que le sale más barato a la administración, me opongo.
ResponderEliminarEvidentemente, es una de las motivaciones de las administraciones para hacerlo. Si no lo fuera, y realmente se mirara por intentar aumentar competencias, mejora de la calidad asistencial y mayor desarrollo profesional (y si ya eso se incentivara económicamente, que sería la leche) otro gallo nos cantaría.
Efectivamente, Esther, no te falta razón en alguna de tus apreciaciones. Algo de todo eso hay, claro, y no solo por parte de las Administraciones (aunque les corresponda a ellas la mayor competencia y responsabilidad última en cuanto a ordenación o regulación profesional). Pero me refiero también a actitudes personales, de profesionales concretos con nombre y apellidos, cuyo comportamiento con respecto a otros compañeros de trabajo deja en ocasiones bastante que desear, actuando con escasa visión, amplitud de miras, generosidad o 'profesionalidad', en suma.
EliminarCon respecto a los sueldos y retribuciones, en EEUU este asunto está generando acalorados debates incluso entre los responsables de Medicare a la hora de pagar los servicios:
http://www.fiercehealthcare.com/story/erasing-inequities-between-physician-and-advanced-practitioner-pay/2013-04-08
En el fondo, habría que preguntarse si nos pagan “por lo que somos” o “por lo que hacemos”, y en el caso del trabajo en equipo habría que afinar mucho y valorar muy bien quién hace realmente qué. En fin...
Muchas gracias por tus comentarios.
A modelos diferentes tanto en lo formativo como en lo asistencial y competencial no podemos ni debemos compararlos Rodrigo.
ResponderEliminarEs una entrada llena de datos y preguntas de gran importancia... para EEUU... la cuestión es que en "Spain" tenemos una enfermería con una formación diferente, estamos formando especialistas de FyC con un programa que incluye competencias que ni los propios médicos de AP quieren asumir pero... su categoría profesional no existe... ni tiene visos de existir.
Si por fin se crea la categoría de "Enfermera especialista en atención a la familia y la comunidad" y se le reconocen las competencias de su programa formativo y la LOPS podremos ver cuan comprometidos estan todos los estamentos con un "trabajo en equipo" y cuanta "defensa del coto" se esconde tras ciertas palabras.
Totalmente de acuerdo, Xosé Manuel, en lo que se refiere a las (enormes) diferencias entre el sistema (por llamarlo de alguna manera) de EEUU y el nuestro que, afortunadamente, en lo que respecta a la Atención Primaria está ventajosamente a años luz. No es mi intención compararlos en este sentido y, como le decía a Esther, me interesaba más tratar el concepto y la idea de los problemas que existen everywhere para trabajar junto a otros profesionales que pueden asumir funciones y competencias similares, complementarias o alternativas en los equipos, para hacer frente a necesidades sanitarias y demandas muy semejantes.
EliminarPor otro lado, es interesante comprobar cómo un modelo tan hospitalocentrista y basado en las superespecialidades está intentando precisamente virar hacia lo comunitario y la atención primaria, (de ahí las dificultades para encontrar profesionales médicos que se dediquen a ello). Y, por cierto, fíjate si no resulta paradójico también que en el último Congreso de Atención sanitaria al Paciente Crónico nos traigan a la responsable de Atención Primaria de la Veterans Health Administration para explicarnos que la Tierra es redonda (o esférica):
“Veterans Health Administration como modelo de integración asistencial, transformación organizativa y orientación a la cronicidad” (Dra. Joanne Shear VHA Primary Care Clinical Program Manager) en:
http://v.congresocronicos.org/documentos/ponencias/joanne-shear.pdf
Y finalmente, la verdad es que la ‘defensa del coto’ no deja de ser la defensa del estatus, de los privilegios y de la inamovilidad frente al cambio. Ser o estar frente a hacer y avanzar…
Un cordial saludo y gracias por tus consideraciones.