Escribíamos
en dos de las primeras entradas publicadas en este blog, (hace ya más de dos
años), sobre ética y profesionalidad:
Hablábamos
entonces del denominado Medical
Professionalism Project
(Proyecto de Principios y Responsabilidades de la profesión médica en el nuevo
milenio), presentado en 2002 por la Federación Europea
de Medicina Interna, la
Fundación ACP-ASIM (American
College of Physicians-American Society of Internal Medicine) y la Fundación ABIM (American Board of Internal Medicine).
A partir de
la idea compartida de que el compromiso (y la responsabilidad) de la práctica
médica con los pacientes se enfrentaba a importantes desafíos, derivados de los
cambios que se están produciendo en la sociedad actual, estas organizaciones constataron
que la concepción básica y las ideas fundamentales sobre la profesión que
tienen los facultativos de sistemas sanitarios muy diversos guardan gran
similitud. La iniciativa se publicó de manera simultánea en varias revistas
médicas como Lancet, (Lancet 2002;359(9305):520-2), Annals ofInternal Medicine (Ann Intern Med 2002;136(3):243-6) y Medicina Clínica (Med Clin (Barc) 2002;118(18):704-6)
en un artículo especial titulado: La profesión médica en el nuevo milenio: Estatutos para la regulación de la práctica médica.
El
preámbulo de aquel documento establecía que «la profesión
constituye la base del contrato de la medicina con la sociedad». El ejercicio de la profesión exige
situar los intereses de los pacientes por encima de los del propio médico,
fijar y cumplir los estándares de competencia e integridad y prestar a la
sociedad un asesoramiento experto en materia de salud. Los principios y
responsabilidades de la profesión médica deben ser perfectamente entendidos
tanto por los profesionales como por la sociedad en su conjunto. Es esencial
para este contrato que la población confíe en los médicos; para que exista esta
confianza es necesario que tanto cada facultativo en particular, como la
profesión en general, demuestren su integridad.
Para ello se
establecían un compendio de (diez) compromisos profesionales:
Compromisos
y responsabilidades profesionales
•
Compromiso
con la competencia profesional
•
Ídem de honestidad con los pacientes
•
Ídem con la confidencialidad
•
Ídem con el establecimiento de relaciones
apropiadas con los pacientes
•
Ídem con la mejora de la calidad de la
atención sanitaria
•
Ídem con la mejora en el acceso a la
asistencia sanitaria
•
Ídem con la distribución justa de los
recursos finitos (equidad)
•
Ídem con el conocimiento científico
•
Ídem con el mantenimiento de la confianza
gestionando los conflictos de interés
•
Ídem con las responsabilidades
profesionales.
Tal vez
algunos puedan considerar que se trata de ‘mera palabrería’ o una simple
enumeración retórica de buenas intenciones, pero desde luego constituye el
núcleo esencial de esa empresa ética y humana que es el cuidado y la atención
sanitaria. Un decálogo aplicable y asumible sin duda por cualquiera de
(todas) las profesiones sanitarias, no sólo por los médicos. Transcurridos
más de diez años de su elaboración, la conclusión de aquel documento sigue
estando plenamente vigente (las negrillas son nuestras):
«La práctica de la medicina en la
actualidad se enfrenta a desafíos sin precedentes en casi todas las culturas y
sociedades. Estos desafíos se centran en las crecientes disparidades existentes entre las necesidades
legítimas de los pacientes, los recursos disponibles para satisfacer dichas
necesidades, la creciente dependencia de las fuerzas del mercado para
transformar los sistemas sanitarios y la tentación de los médicos de abandonar
su compromiso de velar por el bienestar de los pacientes.
Con vistas a mantener la fidelidad del contrato de la medicina con la sociedad
en estos tiempos difíciles, creemos que el cuerpo médico debe reafirmar su
acatamiento activo de los principios de la profesión, en los que no sólo se
engloba el compromiso personal de velar por el bienestar de los pacientes, sino
también los esfuerzos colectivos por mejorar los sistemas de asistencia
sanitaria en pro del bienestar de toda la sociedad. Los
presentes Estatutos de la profesión
médica tienen por objeto alentar dicho cumplimiento y presentar un
programa de acción de alcance universal.»
En fechas más cercanas, advirtiendo que las tecnologías on line presentan tanto ventajas y oportunidades
como desafíos para el profesionalismo médico (sanitario), el American College of Physicians y la Federation of State Medical Boards han presentado
un documento de (toma de) posición que pretende orientar a los médicos para (intentar)
conseguir el equilibrio adecuado entre el aprovechamiento de las oportunidades
y los cambiantes retos inherentes a la propia tecnología y a sus usos.
Entre mayo de 2011 y octubre de 2012 tras una revisión de la
literatura existente y la discusión de varios borradores, dos comités
especiales sobre ética y profesionalismo de ambas organizaciones elaboraron una
declaración final que establece la posición oficial y pretende servir de guía y
orientación a los profesionales en el abordaje de estas cuestiones. El
documento definitivo se ha publicado en abril de 2013 (Ann Intern Med. 2013;158:620-627):
Online Medical Professionalism: Patient and Public Relationships: Policy Statement From the American College of Physicians and the Federation of State Medical Boards.
La declaración incluye cinco enunciados o proposiciones:
1. Las normas o estándares para las
interacciones profesionales deben ser coherentes a través de cualquier forma de
comunicación entre médicos y pacientes, procurando especialmente preservar la
relación y mantener la confidencialidad, la privacidad y el respeto. El uso de social media por los pacientes puede
llevarles, en algunos casos, a asumir
riesgos o comportamientos contrarios al mantenimiento de la salud y pueden
comprometer la confianza entre las dos partes. El documento insta a los médicos
para evitar el uso de los foros on line
para divulgar o airear las frustraciones. El correo electrónico y otros medios
sociales de comunicación pueden complementar, pero nunca remplazar o sustituir
al encuentro personal cara a cara.
2. Los médicos deben esforzarse en mantener
separadas las esferas profesional y social y comportarse profesionalmente y con
cautela en ambas. Deben ser conscientes de que la información publicada on line puede difundirse ampliamente de
forma muy rápida o sacarse fuera de contexto.
3. Las comunicaciones electrónicas sólo
deben utilizarse por los médicos en una relación médico-paciente ya establecida
y con el consentimiento del paciente. La documentación de estas comunicaciones
debe incluirse en la historia clínica del paciente, y los médicos deben conocer
y ser conscientes de los requisitos legales establecidos para estas
comunicaciones en cada caso.
4. Los médicos deben valorar la conveniencia
de revisar periódicamente su presencia en ranking de sitios o páginas Web y
otras fuentes on line y corregir la
información errónea o inexacta.
5. Internet tiene un alcance muy lejano y a
menudo permanente. Los médicos, los profesionales en formación y los
estudiantes de medicina deben ser conscientes de que tiene implicaciones para
su futura vida profesional. Usar la configuración de privacidad, limitar el
acceso a la información personal y mantener separadas las esferas social y
profesional redundan en el mejor interés personal de los médicos.
Las instituciones deben tener políticas propias sobre el uso de
los medios digitales, concluye el documento; la educación sobre un uso ético y
profesional de estas herramientas es fundamental para mantener un ambiente
respetuoso y seguro para los pacientes, el público y los propios médicos. Dado
que los pacientes seguirán acudiendo a la Web en busca de información o
asesoramiento sanitario, los médicos deben mantener una presencia activa y
profesional, dirigiendo a los pacientes hacia fuentes de información fiables y
rigurosas.
Estas orientaciones
constituyen un punto de partida y tendrán que ser modificadas y adaptadas a
medida que vayan surgiendo (nuevos) avances tecnológicos y mejores prácticas. Se
anima a los médicos a que adopten un enfoque proactivo en la gestión de la identidad
digital realizando una vigilancia rutinaria y periódica del material disponible
para el público y mantener la configuración de estricta privacidad sobre su
información. Resulta imprescindible que los médicos se familiaricen con estas
tecnologías para poder guiarse a sí mismos y a sus pacientes, mientras navegan por el terreno (valga el oxímoron) de Internet.
(Continuará...)