Folleto informativo sobre el nuevo sistema público de salud en 1948
Con el documental «El espíritu del 45», el director británico Ken Loach, ha realizado una gran película que -al menos en mi caso-, conmueve y transmite emoción,
inquietud y nostalgia a partes iguales. A través de una serie de imágenes de la
época y de diversas entrevistas actuales con viejos ferroviarios, mineros,
enfermeras, médicos y algún sociólogo y analista político, da cuenta del extraordinario
ambiente en el que se originaron las principales estructuras del sistema de
protección social creado en el Reino Unido tras la II Guerra Mundial …
y de cómo la irrupción de las políticas neoliberales supuso, años más tarde, el
inicio de su desmantelamiento.
En 1989 tuve la
suerte y el privilegio de conocer al Dr. Julián Tudor Hart,
en el transcurso de un viaje a la Universidad de Swansea, en Gales, para conocer
el funcionamiento del NHS, que ya entonces comenzaba su declive. Le visitamos en su casa de Glyncorrwg, donde todavía ejercía su brillante actividad
como GP y nos recibió con enorme amabilidad. Resulta emocionante contemplar en la película cómo, a los 86 años de edad, aún mantiene su entusiasmo y los mismos ideales de
justicia social que siempre inspiraron el desarrollo de su carrera y su labor
profesional…
En nuestro caso, el documental trasciende además el marco y el contexto histórico en que se
desarrolla, para convertirse en precisa y oportuna denuncia, aviso y llamada de atención
para toda suerte de navegantes distraídos (y casi me atrevería a decir de
obligada visión para los trabajadores de la sanidad de este país).
Transcribo algunos
fragmentos de las críticas cinematográficas publicadas:
“La historia se repite en estos tiempos de crisis
encubridora del fraude económico perpetrado por ciertos políticos y banqueros.
De ahí que vuelva a lucharse por la preservación de elementos básicos como la
sanidad y el transporte públicos.”
Lluis Bonet Mojica (La Vanguardia,
13-9-2013)
“Observando la realidad española, donde la denigración de
lo público (vía neoliberalismo de señoritos católicos) forma parte de nuestro
menú diario, el nuevo documental de Ken Loach se hace muy necesario.”
“Un documental sobre la comunidad, lo público y cómo
destruirlo en pocos años.”
Eduardo Costa (Cinemanía)
“…para nosotros, El espíritu del 45 no es un
bienintencionado artefacto diseñado para despertar conciencias a través de la
memoria, sino una suerte de mensaje caído del cielo (o de otra realidad
espacio-temporal) que disecciona nuestro presente como una redundancia del
thatcherismo.” (…)
“La enseñanza pública de nuestro país debería programar
excursiones masivas a las salas donde se proyecta esta película: el trabajo de
Loach permite entender, con claridad meridiana, lo que gana una sociedad con la
extensión de sus servicios públicos -la educación, la sanidad, el transporte…- y cómo acaba mutilando el alma colectiva la voracidad privatizadora que ahora
mismo nos está convirtiendo en repetición de la jugada de quienes sufrieron los
mejores años de Margaret Thatcher…”
Jordi Costa (El País,
13-9-2013)
Sorprende –hasta
cierto punto- como señala Joaquín Estefanía en una columna a propósito de la película, que ahora se hayan olvidado algunas de las medidas sociales
más importantes que la sociedad europea hubo de poner en marcha en la posguerra, y cuya finalidad principal era evitar el paro y el sufrimiento provocado por la
miseria, la pobreza y la
enfermedad. En realidad, hoy “lo
que está en juego es el modelo social europeo, la mejor utopía factible de la
humanidad” y estamos asistiendo al “triunfo de la ideología de la revolución
conservadora sobre la razón.”
No sabemos muy bien
cómo será el futuro del NHS, pero podemos asistir en directo a su nacimiento a
través de las voces de sus principales artífices y protagonistas en los
magníficos documentos sonoros de los archivos de la BBC.
En relación con el NHS y a propósito del progresivo
desguace y privatización de que -con la excusa de la crisis-, vienen siendo objeto numerosos servicios públicos y sistemas
de protección social, escribía muy duramente el periodista y escritor Jorge M.
Reverte (Modelos.
EL PAÍS 19-9-2013):
“Hace poco más de un año los telespectadores de todo el
mundo asistimos con asombro a una demostración espectacular: la inauguración de
los Juegos Olímpicos de Londres. Toda la ceremonia giró en torno a una
institución, The National Health Service. Los ingleses se mostraban orgullosos
de aquel montaje que fue ejemplo para el mundo. Fue una de las más
desvergonzadas exhibiciones que se ha podido ver por televisión. Porque todo el
mundo sabía que semejante cosa, el NHS, está destrozado de forma concienzuda.
Margaret Thatcher y todos sus sucesores, Tony Blair incluido, se han aplicado
en serio hasta conseguir que el sistema sanitario británico esté un puntito por
encima del tanzano.
Pero se les ha quedado en la memoria de tal manera que
siguen reivindicando el montaje como si el NHS funcionara aún con toda su
alegría socialdemócrata. Aquí no nos funciona ni la memoria. Durante
unos años, desde 1982, en España se construyó un sistema de educación y de
salud que no tenía mucho que envidiar a los mejores de Europa en calidad,
tecnología y profesionalidad de los funcionarios que lo hacían andar todos los
días. Ese sistema se está desarbolando con la misma eficacia salvaje que se
aplicó en Gran Bretaña. Todavía no estamos en esos niveles de miseria que se
respira, por ejemplo, en las salas comunes de los hospitales de Manchester.
Pasa lo mismo en otros terrenos: los trenes, que fueron también un orgullo de
esa nación, se van rompiendo por todas las esquinas. Los españoles todavía
andan y son, además, puntuales.
Londres nos envía brillos cegadores desde la City, donde
una cuadrilla de ladrones vestidos con elegancia manipulan los tipos de interés
mientras se toman unas pintas en pubs como el Black Friars. Hacia ahí vamos,
conducidos por Rajoy. En pocos años, podremos presentarnos de nuevo al COI.
Orgullosos de nuestra chatarra.”
Mientras tanto, si
tienen oportunidad, (al parecer solo circulan ocho copias en toda España, lo que la convierte en algo casi clandestino), procuren no perderse esta hermosa película, un puente entre la nostalgia militante y el
presente.
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