Penn 2nd varsity crew team in Poughkeepsie (1914). Foto vía Shorpy
Con
el lema “La primària fa pinya” durante los pasados 26 y 27 de junio se
ha celebrado en Barcelona el I Congrés d’Equips d’Atenció Primària que, con
un marcado carácter multidisciplinar, hemos tenido ocasión de organizar
conjuntamente entre la Societat Catalana de Medicina Familiar y Comunitària (CAMFiC), la Associacio d’infermeria Familiar i Comunitària de Catalunya (AIFICC), la Asociación española de Trabajo Social y Salud (AETSYS) y la Sociedad Española de Atención al Usuario de la Sanidad (SEAUS).
Transcribo
a continuación parte de la intervención en la mesa inaugural del Congreso, en
la que pretendía destacar la importancia del trabajo en equipo en el primer nivel
asistencial:
«Hace
unos días, con motivo de la celebración del Día
Europeo de la Música, tuve ocasión de oír una entrevista a una prestigiosa
directora de orquesta. Hablaba esta destacada profesional de las dificultades y
los retos que suponía dirigir y liderar a un grupo humano de profesionales tan
cualificados y expertos como los componentes de una orquesta. Si no recuerdo mal,
creo que fue precisamente Peter Drucker, uno de los más conocidos y reputados gurús del management,
quien afirmó que una orquesta sinfónica es la única organización de complejidad
semejante a la de un hospital o cualquier equipo sanitario asistencial.
Han
pasado ya treinta años desde que el conocido RD 137/84 sobre estructuras básicas de salud hablara de la necesaria
multidisciplinariedad, al referirse a los componentes del equipo de salud como
el conjunto de profesionales sanitarios y no sanitarios con actuación en la
zona básica de salud. Entre las funciones que se atribuían a los equipos de
atención primaria se encontraban, entre otras:
• Prestar
asistencia sanitaria, tanto a nivel ambulatorio como domiciliario y de
urgencia, a la población adscrita a los equipos en coordinación con el
siguiente nivel asistencial.
• Realizar
actividades encaminadas a la promoción de la salud, a la prevención de la
enfermedad y a la reinserción social.
•
Contribuir a la
educación sanitaria de la población.
•
Evaluar las
actividades realizadas y los resultados obtenidos.
•
Realizar
actividades de formación pregraduada y posgraduada de atención sanitaria, así
como llevar a cabo los estudios clínicos y epidemiológicos que se determinen.
• Participar en los
programas de salud mental, laboral y ambiental.
• Aquellas otras de
análoga naturaleza que sean necesarias para la mejor atención de la población
protegida.
Transcurrió mucho tiempo hasta la definitiva y desigual implantación de este modelo de
Atención Primaria que, indudablemente, supuso un salto cualitativo en la
calidad y mejora de los servicios y prestaciones, sin que llegase a su pleno
desarrollo, como han puesto de manifiesto numerosos informes, análisis y documentos
posteriores. (Y ello a pesar de la puesta en marcha del denominado Marco Estratégico para la mejora de la Atención Primaria en España: 2007-2012 (Proyecto AP-21), aprobado por el propio Consejo Interterritorial del SNS en 2006). Algunos de los principales documentos y publicaciones aparecidos en los últimos años:
Al margen de otro tipo de dificultades políticas,
presupuestarias y organizativas, como bien saben, y seguramente han tenido
ocasión de vivir en primera persona, el trabajo en equipo no consiste solo en
trabajar juntos, no es únicamente la suma de las aportaciones individuales de una
serie de personas en la que cada una realiza su trabajo de forma individual sin
que exista ninguna coordinación entre ellas y sin que le afecte el trabajo del
resto de compañeros… Aunque en el mundo de la música un solista puede alcanzar
la perfección técnica, solo un grupo, es decir, un ensemble o una orquesta pueden lograr determinadas armonías, como
es el caso también en el ámbito de la asistencia sanitaria...
En
un libro muy recomendable editado hace un par de años por la Escuela Andaluza
de Salud Pública (EASP) -y que conviene revisar de vez en cuando- “Equipos con emoción”, su editor y compilador, Joan Carles March @joancmarch, ofrecía una
serie de claves para crear un buen equipo. Eran las siguientes:
1. (Existencia de) Objetivos y roles (claros y bien
establecidos).
2. Liderazgo.
3. (Procedimiento de) Toma de decisiones.
4. Procedimientos formales.
5. Comunicación y participación.
6. Análisis del comportamiento individual.
7. Usos y costumbres informales.
8. Identidad. (Crear sentido de pertenencia y lealtad)
9. Valoración de esfuerzos y contribuciones.
10. (Adecuada) Resolución de conflictos.
11. Clima o ambiente de trabajo.
12. Cultura de equipo.
Existe
la suficiente evidencia científica que demuestra que el trabajo en equipo es
una de las características fundamentales de las organizaciones sanitarias excelentes
(esas que algunos denominan como high
performing healthcare systems) y que obtienen mejores resultados. Motivación,
compromiso, más ideas y mayor creatividad, mejor comunicación y aumento en la
capacidad de resolución de conflictos son algunas de sus incuestionables
ventajas.
Por
ello, en un tiempo en el que se habla, (tal vez en exceso y de forma bastante
retórica), de calidad, eficiencia y sostenibilidad, resulta indispensable
volver la mirada y reinventar si fuera necesario el trabajo multidiscipilinar de
los equipos de atención primaria para garantizar esa deseable continuidad asistencial
en un contexto de redes integradas de cuidados y de una atención
centrada en las personas que nos reclaman los pacientes, usuarios y ciudadanos,
y que se encuentra, sin duda, en el centro de sus preocupaciones, necesidades,
demandas, expectativas y preferencias.
A
menudo he recordado una hermosa cita del poeta norteamericano Wallace Stevens,
que decía (que) “La confianza, como el
arte, nunca proviene de tener todas las respuestas, sino de estar abierto a
todas las preguntas”. Hoy, sin embargo, en estos complicados y difíciles
momentos por los que atraviesa el sistema sanitario público, tal vez debamos
ajustar también nuestras propias expectativas sobre el futuro. En este sentido,
como dijo en su día William Astor, “los pesimistas se preocupan por el viento, los optimistas esperan
que llegue y los realistas ajustan las velas”. Ahora no hemos de ser
pesimistas, ni optimistas sino realistas… »
No
se me ocurre mejor forma de terminar esta entrada que enlazar unos divertidos vídeos
proyectados en el Congreso por Olga Ruesga @oruesga. Forman parte de una
campaña publicitaria de la empresa belga de autobuses De Lijn para promocionar
el transporte colectivo, pero son al mismo tiempo una excelente demostración
del trabajo en equipo.
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