Bansky
Hits San Francisco .
Foto by Thomas Hawk (via flickr)
“…la tecnología y los medios de comunicación social que tenemos a
nuestra disposición son herramientas poderosas que precisan para su uso
conocimiento y habilidades pero también prudencia y una buena visión ética. Al
final las redes sociales visibilizan lo que hacemos y lo que somos, nuestros
aciertos y nuestros errores”.
El (casi) siempre interesante Journal of
Medical Internet Research (JMIR) publica
en esta misma semana un artículo sobre las actitudes y el uso de las redes sociales
(RRSS) por médicos australianos: «How Doctors View and Use Social Media: A National Survey», cuyo contenido resumimos luego.
Hace
apenas dos semanas, en el marco de la IV Convención de la Profesión Médica, se ponía de manifiesto que los medios de comunicación online y las RRSS se están
convirtiendo en una herramienta cada vez más común en la práctica clínica, al
tiempo que los médicos tienen diferentes prácticas y puntos de vista respecto a
si tienen que comunicarse con los pacientes en Internet y cómo hacerlo
adecuadamente. En una de las Mesas sobre Comunicación 2.0 se recordó que (solo) un 20% de los médicos recomienda páginas webs sobre salud a sus
pacientes y que un 31% de los profesionales cree que las RRSS complican su relación con el paciente y minan su credibilidad.
Como es seguramente ya conocido, pues ha sido bastante comentado en la ‘blogosfera sanitaria’, en el transcurso de la Convención se presentó el ’Manual de Estilo para médicos y estudiantes de Medicina sobre el buen uso de redes sociales’, cuya elaboración ha sido promovida e impulsada desde la propia OMC, con la idea de que la formación y las buenas prácticas son claves para perder el miedo a las RRSS (también) en el ámbito profesional y desde la convicción de que “las redes sociales utilizadas adecuadamente constituyen una herramienta que puede ser útil en la divulgación del conocimiento médico a la sociedad, así como a otros profesionales de la salud”.
El
artículo del JMIR
en cuestión se refiere precisamente a la amplia y extendida preocupación a
nivel internacional existente entre numerosos profesionales, en torno a las
expectativas de los pacientes sobre la comunicación on line y el uso de las RRSS en la práctica clínica habitual por
parte de los médicos, así como acerca de las obligaciones legales y los
aspectos éticos que se derivan de ello.
Los
autores constatan que existen pocas investigaciones cuantitativas sobre el uso por
los médicos de estos medios tecnológicos y su actitud hacia ellos, por lo que
plantearon realizar una encuesta con el fin de investigar y cuantificar el uso
actual de las redes sociales y la comunicación on line por profesionales australianos, así como su actitud ante
posibles dilemas éticos cuando se comunican con los pacientes. En última
instancia su objetivo es contribuir a la mejora de las guías y directrices (guidelines) existentes sobre el uso eficaz
de las RRSS en la práctica clínica.
La
encuesta se llevó a cabo entre octubre y diciembre de 2013. Las preguntas del cuestionario exploran varios aspectos implicados en la interacción médico-paciente on line.
De
una base de datos inicial de más de 65.000 médicos australianos, (de los que
solo un 49% tenían dirección de e-mail), fue seleccionada una muestra de 1.500
médicos, a quienes se invitó a participar mediante correo electrónico. Solo 190
se registraron finalmente en la encuesta y 187 la cumplimentaron, lo que supone
una tasa de respuesta de 12.47%. Los participantes procedían de todos los
Estados y territorios de Australia, siendo representativos de una amplia gama
de especialidades.
Con
respecto al uso
habitual de las RRSS, la mayoría de los encuestados utiliza las RRSS
al menos una vez por semana. Sólo una cuarta parte no las usa nunca (48/187,
25.7%). La red social más comúnmente utilizada es Facebook (112/187, 59.9%). La mayoría de los participantes
(147/187, 78.6%) utiliza las redes sociales en horario fuera del trabajo y de éstos,
el 16.3% (24/147) utilizan las RRSS más de 1 hora al día. En comparación, un 38.0%
(71/187) de los participantes utilizan las RRSS en horario de trabajo, de los
que sólo el 4.2% usan las redes sociales más de 1 hora al día.
Se halló
una relación lineal entre el aumento de la edad y un menor uso de RRSS. Todos
los médicos residentes o en formación y los que están realizando la especialidad
utilizan algún tipo de RRSS, en comparación con el 72.2% (52/72) de médicos
especialistas y el 69.6% (32/46) de médicos generales.
En
relación con el uso
y actitudes hacia la comunicación médico-paciente on line, se encuentran opiniones divididas. Aunque un 67.0%
(124/185) de los participantes en la encuesta están de acuerdo en que puede ser
apropiado para un médico interactuar con sus pacientes mediante correo
electrónico, sólo el 30.5% (57/187) lo había hecho. Solamente uno de los 187 médicos
encuestados había utilizado RRSS (como Twitter
o Facebook) para comunicarse con los
pacientes y sólo el 21.2% (38/179) considera adecuado hacerlo.
En
contraste con estas bajas tasas de comunicación on line, los médicos sí hablan con frecuencia a sus pacientes sobre
la existencia de posibles recursos on
line. Un 69.7% (129/185) había comentado fuentes de información on line (tales como páginas Web acerca
de su enfermedad), aunque bastantes menos se refirieron a las RRSS como grupos
de apoyo on line (73/185, 39.5%). Los
médicos generales fueron mucho más proclives que los médicos especialistas para
hablar a sus pacientes sobre el uso de Internet y recursos on line (44/46, 95.7% vs.
43/72, 59.7%). Los médicos de zonas rurales también fueron más propensos a comentar
los recursos de Internet con sus pacientes que sus colegas urbanos (45/58, 77.6%
vs. 77/117, 65.8%).
Sobre
la interacción
médico-paciente en RRSS como Facebook,
los resultados muestran que a pesar de unas tasas tan bajas de utilización de
las RRSS en el entorno profesional, se utilizan mucho más en el ámbito privado.
Las mujeres son mucho más proclives que los hombres a usar una red como Facebook (59/80, 73.8% vs. 49/95, 51.6%). Uno de cada cinco
participantes (30/155, 19.4%) había recibido una ‘solicitud de amistad’ de algún paciente al que sólo conocían desde
un punto de vista profesional. Cuando se les preguntó cómo responderían a un
paciente que les enviara una ‘solicitud
de amistad’, los participantes se dividieron en su respuesta. La mayoría
respondió que rechazarían la solicitud, y no harían nada más (54/155, 34.8%).
Otros 18 (11.6%), afirmaron que declinarían la solicitud y les explicarían la
razón en un mensaje privado. Otros 44 (28.4%), manifestaron que rechazarían la
solicitud del paciente y lo comentarían con él en la siguiente consulta. Sólo
el 2.6% (4/155) manifestó que aceptaría la ‘solicitud
de amistad’. Más de la mitad de los encuestados (89/155, 57.4%) considera
que es apropiado para un médico mantener un perfil personal en Facebook, aunque menos de una cuarta
parte (37/155, 23.9%) se sentían cómodos con un paciente que puede acceder a
contenidos sobre el médico publicados en esa página (por ejemplo, fotos colgadas
por otros).
Recordemos aquí que en España,
según los datos del estudio Los ciudadanos ante la e-Sanidad, (2012), elaborado por el ONTSI existe
una opinión positiva bastante generalizada hacia el uso de los nuevos canales de
comunicación (correo electrónico, Webs, blogs, etc.) por parte de los
profesionales médicos.
En el 72,8 % de las ocasiones se desearía
que el médico recomendase recursos en
Internet en los que consultar información sanitaria (páginas Web, foros,
etc.).
• Para el 71,9 % sería interesante que el médico
gestionase un blog o página Web con
consejos e información sobre salud.
• De manera general, los más interesados en que su médico
utilice estos nuevos canales de comunicación con sus pacientes son los
ciudadanos más jóvenes, principalmente
menores de 35 años
Sin embargo, la
interacción del médico a través de las RRSS es la alternativa menos aceptada ya
que el 51% de los ciudadanos participantes manifestaron su desacuerdo a este
respecto reforzando lo ya expuesto del bajo uso actual de este canal forma de
comunicación para temas de salud entre los pacientes y sus propios médicos.
Con respecto a la protección de la información personal on line la mayoría de los participantes
(110/181, 60.8%) manifestaron que no se sentirían cómodos interactuando con un
paciente que hubiera accedido a información personal on line sobre ellos antes de la visita/consulta y un 17.1% (31/181)
de los médicos había experimentado el que alguien hubiera publicado información
on line sobre ellos que no querían que
fuera vista por los pacientes. Aunque no fue muy común, algunos de los médicos
habían interactuado con pacientes que contaban con información suya (de los
médicos) que ellos no (les) habían facilitado y que el paciente había
encontrado on line (15/181, 8.3%) o
en las RRSS (3/181, 1.7%).
Si
bien la mayor parte de los médicos son conscientes de los resultados que
aparecen cuando se busca en Internet por su nombre completo (117/181, 64.6%), y
la mayoría (107/155, 69.0%) han configurado los ajustes de privacidad para
limitar el acceso a su información, una proporción mucho más pequeña ha tomado
medidas para controlar su perfil on line
(65/181, 35.9%). Los participantes de mayor edad era menos probable que
supieran cómo eliminar fotos suyas que no querían que vieran los pacientes. De
hecho, ningún participante de más de 65 años sabía cómo hacerlo, en comparación
con el 7% (3/45) entre 46-55 años y el 50% (1/2) de menos de 25 años. Las mujeres
eran más proclives que los hombres para controlar y cuidar su perfil on line, incluyendo ajustes de
privacidad (38/80, 48% vs. 25/95, 26%).
La mayoría
de los participantes (119/181, 65.8%) dudaban sobre si debían implicarse más
plenamente en las redes sociales y en los medios de comunicación on line debido a las preocupaciones
sobre acceso público y problemas legales.
En
relación con otros
dilemas éticos, los médicos también se encuentran inseguros sobre si
tienen la obligación de refutar la información inadecuada o incorrecta publicada
on line. Un 38.1% (69/181) creen que
los médicos deben hacerlo y un 29.3% (53/181) dicen que no; el resto permanece
indeciso. No existe acuerdo sobre la conveniencia o no de acceder a la
información disponible públicamente acerca de un paciente y el hecho de abordarlo
con el paciente. Incluso en caso de urgencia, un 26.7% (48/180) de los médicos manifiesta
que no utilizaría la información on line
disponible públicamente (por ejemplo, la información acerca de un intento de
suicidio en la página de Facebook de
un paciente). A pesar de la división en las respuestas, el 16.1% (29/180) de
los médicos ya había buscado información sobre un paciente on line (ver cuadro).
En resumen,
los resultados de la encuesta confirman la hipótesis de que los médicos
australianos todavía tienen que integrar plenamente la comunicación on line y el uso de las RRSS en su
práctica clínica, y que muchos de ellos son incapaces de proteger su
información personal on line.
Aunque
los médicos australianos utilizan con frecuencia las RRSS en su vida privada,
su uso en la actividad profesional es mínimo, lo que refleja un patrón de uso
muy similar al observado en una encuesta realizada a médicos estadounidenses en
2010.
En
contraste con este escaso uso profesional, muchos médicos australianos hablan
sobre recursos en Internet y RRSS con sus pacientes. Los médicos generalistas
(44/46, 96%) y los de zonas rurales (44/58, 76%) informan de una altísimo nivel
de discusión acerca de los recursos on
line, lo que quizás indica el papel central que desempeñan los recursos
sanitarios on line en atención
primaria, especialmente en centros geográficamente distantes y el potencial existente
para una mayor integración de Internet y las RRSS en otras áreas de la práctica
médica.
Si
bien la comunicación médico-paciente on
line es aún muy limitada, los médicos se están encontrando con dilemas
éticos y no están seguros de cómo darles respuesta. Uno de cada cinco médicos
se ha encontrado en situaciones en las que el marco tradicional de la relación
médico-paciente ha sido llevado al límite por una ‘solicitud de amistad’ en las RRSS. Esta cifra es considerablemente
menor que el 34.5% de los médicos en ejercicio que informaron haber recibido
una solicitud semejante de un paciente en el estudio estadounidense antes citado.
Al preguntarles sobre cómo reaccionarían en tal situación, los médicos
australianos se distribuyeron bastante uniformemente en cuanto a si debían
responder o ignorar la petición y cómo lo harían, reflejando la ausencia de
consenso sobre la mejor manera de abordar dicha situación.
Igualmente
problemática es la cuestión de si resulta apropiado ver información on line disponible públicamente acerca
de los pacientes, incluso en caso de urgencia, y si los pacientes deben ser
advertidos de que se ha accedido a dicha información. Es interesante
reflexionar sobre si un post en Facebook sobre
un intento de suicidio es diferente a una nota escrita de suicidio. Algunas
respuestas pueden estar relacionadas a su vez con la incertidumbre que (aún)
genera Internet y las RRSS.
Los resultados
de la encuesta muestran que los médicos están preocupados por cuestiones
legales cuando se comunican con pacientes on
line, siendo estas preocupaciones legales y la privacidad las que provocan
su reticencia a participar más plenamente en las RRSS. Estas preocupaciones son
comparables a las de otros países y permanecen inalterables a pesar de la publicación
de directrices y guías de uso (guidelines)
de las redes sociales elaboradas por distintas organizaciones profesionales. En
el artículo se citan expresamente:
2. Social media and the medical profession: a guide toonline professionalism for medical practitioners and medical students. (Australian Medical Association, 2011).
La
mayoría de los médicos australianos (125/181, 69.0%) declararon que se
sentirían incómodos interactuando con pacientes que tuvieran acceso a
información on line sobre ellos antes
de una consulta. Sin embargo pocos toman medidas específicas para gestionar y
editar la información disponible sobre ellos mismos on line. Sólo uno de cada cinco (39/181, 21.6%) sabe qué hacer si
una foto comprometedora suya es publicada sin su permiso. Hasta un 17.1% manifestó
que ya existe información sobre ellos que no querrían que vieran los pacientes.
Esta escasa y limitada competencia para gestionar la información on line disponible sobre ellos aumenta
el riesgo de experiencias negativas y refuerza aún más la evitación del uso de las
redes sociales.
Muchos
médicos creen que no deberían tener un perfil personal para evitar este tipo de
dilemas. Lo único que consigue esto es marginar a los médicos impidiéndoles
conseguir experiencia y fluidez en el uso de la tecnología. Ignoran además el
hecho de que, a medida que pasa el tiempo, el perfil on line de un médico se desarrollará (incluso) sin su
participación, a través de la creciente utilización de revisiones o informes de
terceros (como en RateMDs.com).
Lo
más evidente de los resultados de este estudio es que la penetración de los
medios de comunicación on line y las RRSS en la vida cotidiana coloca
a los médicos en situaciones nuevas que tienen dificultades para sortear. Es
evidente que las normas y prácticas que hasta ahora habían conducido la
tradicional interacción médico-paciente aparecen bajo una nueva luz a medida
que la profesión adapta sus viejos asertos a las nuevas herramientas de
comunicación. Para algunos, las RRSS pueden ser simplemente otra forma (inocua)
de comunicación, como una llamada telefónica o un mensaje de texto. Otros en
cambio pueden considerar que la información personal disponible en las RRSS
sólo es apropiada para sus familiares y amigos más cercanos.
También en nuestro ámbito se plantean
conflictos similares, ante la realidad incuestionable e irreversible que
convierte Internet y las RRSS en herramientas indispensables de información,
comunicación y documentación en el mundo sanitario. Por ello, para quienes
desean adquirir pautas y orientaciones sobre su salud, pero sobre todo para
guiar al médico y a otros profesionales sanitarios, es obvio que la publicación
de una guía como el ‘Manual de Estilo para médicos y estudiantes de Medicina sobre el buen uso de las redes sociales’ supondrá sin duda una ayuda de primer orden. Confidencialidad y secreto médico, comportamiento ético adecuado en RRSS, consejo médico a pacientes virtuales, cuidado de actitud e imagen del médico como usuario de RRSS; uso de nuevas tecnologías e imagen del médico en la consulta directa con el paciente; responsabilidad sobre la información médica difundida en RRSS; las relaciones entre compañeros en RRSS y la publicidad, marketing y branding médico... todos estos asuntos son tratados en lo que ya ha sido calificado como un "Código Deontológico 2.0".
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