Viñeta de Manel
Fontdevila en eldiario.es
Seguramente con la poco confesable intención de que pasen (casi) desapercibidos, dadas las fechas estivales y la
segura distracción que supone en muchos ámbitos la constitución de los nuevos
gobiernos autonómicos, se publican en estos días los resultados del Barómetro Sanitario de 2014 (BS) que elabora el Centro de Investigaciones
Sociológicas (CIS) [ver aquí el resumen ejecutivo] para el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, y cuya finalidad, según declaran los responsables -de forma algo rimbombante- es nada menos que: «La mejora continua del Sistema Nacional de Salud. Conocer la opinión de los ciudadanos para tomar en consideración sus expectativas, como elemento importante para establecer las prioridades de las políticas de salud». Los objetivos del mismo serían:
· Conocer cómo perciben y valoran los ciudadanos
el funcionamiento de los Servicios Sanitarios Públicos.
· Saber la opinión de los ciudadanos acerca de
determinadas medidas de política sanitaria.
· Conocer la penetración real de las estrategias
informativas de las autoridades de salud.
· Obtener información sobre el grado de conocimiento
o sobre las actitudes de los ciudadanos hacia los problemas de salud o
actuaciones específicas del SNS.
Al margen de otras
consideraciones de índole metodológica, los resultados globales del BS muestran que sigue
produciéndose un significativo y paulatino descenso en la confianza de los
ciudadanos en el sistema sanitario público y en su percepción sobre el
funcionamiento de los servicios. En términos generales puede decirse que la
ciudadanía sigue valorándolo de forma positiva, y aunque le da una nota general
favorable, el nivel de satisfacción global cae por tercer año consecutivo desde
2011 y supone la peor nota de la sanidad pública desde 2008.
Además de los resultados totales,
el Barómetro presenta los datos desagregados para cada CCAA, de manera
que puede hacerse el interesante ejercicio de comparar en cada territorio si
los resultados de las valoraciones son mejores, peores o se encuentran en la
media general. En nuestro caso nos referiremos a Castilla-La Mancha, por ser nuestra comunidad autónoma de origen…
Así,
la Tabla 1 muestra que la satisfacción
global con el funcionamiento del sistema sanitario es aún menor en
Castilla-La Mancha que en el conjunto de España, habiendo disminuido también
más en los últimos años, aunque todavía en 2012 se encontraba por encima.
En
las siguientes tablas puede comprobarse lo que opinan los ciudadanos de
Castilla-La Mancha encuestados en este mismo BS sobre algunas otras cuestiones
relativas al funcionamiento general de la sanidad y de determinados servicios
asistenciales y cómo han evolucionado en los últimos años. En todo caso, merece
la pena echar un vistazo a este interesante estudio, que contiene además algunas
preguntas relevantes sobre el tabaco y la regulación de los cigarrillos electrónicos;
sobre los medicamentos, información, publicidad y accesibilidad a los mismos;
valoración de los profesionales y de la asistencia recibida en atención
primaria y atención especializada; valoración
y preferencias sobre sanidad pública y privada, atención a enfermedades
crónicas, etc.
Como
se ve en la Tabla 2, en 2011 un 73.12% de la población consideraba buena o muy buena la sanidad pública en España; en 2012 este porcentaje
bajó al 70.65%, situándose en 2013 en un 65.86%; en 2014 es del 62.7%. En resumen,
en cuatro años se ha producido un descenso de casi once puntos en la valoración
ciudadana del funcionamiento del sistema sanitario en España. En ese mismo
periodo de tiempo el deterioro ha sido
mayor en Castilla-La Mancha, donde se ha producido un descenso de más de veinte
puntos en la valoración de la sanidad pública de la región. De hecho, hasta 2011
el nivel de satisfacción era mayor en la comunidad autónoma, situándose ahora
por debajo en más de ocho puntos con respecto al total nacional.
Los
descensos más evidentes y llamativos se registran en las preguntas sobre si una
serie de servicios (atención primaria, atención especializada, atención
hospitalaria) han mejorado, han empeorado o siguen igual respecto a los últimos
cinco años (ver las Tablas a continuación). Las series temporales muestran que en
un solo año, entre 2011 y 2012, la percepción de que han empeorado se incrementó
notablemente: en 2011 sólo un 10,71% de los encuestados creía que la atención
primaria había empeorado. En 2012 eran ya el 19,76%; en 2013 este
porcentaje alcanzó el 27.85% y en 2014 se sitúa en un 29.7%. Al mismo tiempo,
los que opinan que ha mejorado bajaron del 41,14% al 30,62% entre 2011 y 2012 y
hasta el 23.56% en 2013. En 2014
ha seguido descendiendo hasta un 19.5%. Sobre atención
especializada, en 2011 el 11,83% consideraba que había empeorado. En
2012 suponían casi el doble, un 22,05% y en 2013 un 32.2%. En 2014 el
porcentaje de personas que considera que ha empeorado se ha incrementado en
cinco puntos más, llegando hasta el 37.3%. Mientras, los que opinan que ha mejorado
disminuyen desde un 34,72% hasta el 25.58% en 2012, hasta el 18.0% en 2013 y
solo el 13.9% en 2014. Los datos sobre atención hospitalaria muestran que
en 2011 un 10,52% creía que había empeorado. Este porcentaje se duplicó en
2012, al subir hasta un 21,09%; en 2013 alcanzó el 32.3% y llega al 37.3% en
2014. Los que consideran que había mejorado, un 37.72%, bajaron en 2012 hasta
el 27,34%, en 2013 eran el 19.0% y en 2014 representan solo el 14.2%.
El deterioro en la situación de las urgencias también aparece reflejado en las preguntas del barómetro sanitario. Entre 2012 y 2014 el porcentaje de las personas entrevistadas que considera que han mejorado se ha reducido a la mitad, pasando del 22.43% al 11.6%. En cambio, se ha incrementado el número de los que consideran que ha empeorado, (del 28.31% al 43.1%).
El deterioro en la situación de las urgencias también aparece reflejado en las preguntas del barómetro sanitario. Entre 2012 y 2014 el porcentaje de las personas entrevistadas que considera que han mejorado se ha reducido a la mitad, pasando del 22.43% al 11.6%. En cambio, se ha incrementado el número de los que consideran que ha empeorado, (del 28.31% al 43.1%).
Finalmente,
otra de las preguntas se refiere a la percepción sobre la evolución de las listas
de espera para recibir
atención sanitaria. En 2014 un 38.9% de los encuestados a nivel general,consideran que la situación de las listas de espera ha empeorado 40%. Este porcentaje es aún mayor en Castilla-La Mancha, llegando hasta el 40.7% (Tabla 4):
En
resumen, el deterioro de los servicios públicos producido en los últimos años
por las políticas de ajuste presupuestario y de recortes indiscriminados, que
han reducido sustancialmente los recursos del sector, está erosionando la
confianza de los ciudadanos hacia el sistema sanitario, y ha provocado un claro
empeoramiento de la opinión pública sobre el funcionamiento del mismo.
Como
han demostrado numerosos estudios y análisis de políticas públicas, la
legitimidad de la actuación política está muy relacionada con la percepción de la eficacia del sector público a la hora de dar respuesta a las necesidades de
los ciudadanos, lo que se refleja directamente en la satisfacción con los
servicios públicos.
Llegados
hasta aquí, es oportuno indicar que según el propio BS (pregunta 1) la sanidad
es considerada como el área de mayor interés para los ciudadanos por un 28.3%
de los encuestados, (el 34.7% en el caso de Castilla-La Mancha), solo superada
por el empleo. La sanidad y su valoración importan, por tanto (y mucho)…
¿Y
aún se extraña el Gobierno de los malos resultados cosechados en las últimas
elecciones autonómicas?
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Otras
entradas anteriores sobre el mismo tema:
El deterioro de la sanidad pública (31 julio 2014).