Espera: Acción y
efecto de esperar.
(Tener esperanza de conseguir lo que se desea; creer
que ha de suceder algo, especialmente si es favorable; permanecer en sitio
adonde se cree que ha de ir alguien o en donde se presume que ha de ocurrir
algo…).
Demora: Tardanza, dilación.
(DRAE, 22ª edición)
Las expectativas de la mayoría de las personas
en la acelerada y vertiginosa sociedad actual cuando actúan en su condición de
clientes y usuarios, es decir a la hora de adquirir, demandar o solicitar
determinados productos o servicios, presentan una serie de características:
1. Inmediatez: El recurso más escaso es el
tiempo. El cliente no quiere esperar, no quiere hacer colas. Es impaciente y
quiere conseguir y obtener las cosas rápido y bien. La gente demanda una
adecuada gestión del tiempo: inmediatez, agilidad y rapidez para resolver sus
problemas.
2. Individualización: Las personas quieren
ser tratadas de forma diferente a los demás. Frente a la estandarización
universal de los productos y servicios, se demanda la personalización y la
exclusividad del trato individualizado, de lo fabricado “a medida”.
3. Utilidad/Eficacia: Los servicios y
productos ofrecidos por las empresas y organizaciones deben responder a un
objetivo principal: satisfacer las demandas de los usuarios. Si el recurso escaso es el tiempo, nada es
tan importante como para perderlo. Si lo que ofrecen no merece la pena, no
es útil o eficaz para los consumidores/usuarios, la razón de ser de la
empresa/organización pierde su sentido.
4. Comodidad/sencillez: El acceso a los
servicios debe ser cómodo y resultar sencillo. La facilidad para conseguir lo
que se demanda está directamente relacionada con el grado de satisfacción y con
la calidad percibida. También la información que se facilita al consumidor o
usuario de los servicios forma parte inseparable de esta valoración.
A las citadas, se añaden otras dimensiones
como seguridad,
privacidad,
confianza, etc. directamente
relacionadas con experiencias previas.
No es difícil reconocer y trasladar estas
características al sector sanitario. De hecho, la mayoría de las quejas y
reclamaciones que se presentan en este ámbito están relacionadas con el tiempo: listas de
espera para recibir asistencia, retrasos en las citaciones, demoras (es decir,
excesivo tiempo de espera -a juicio del reclamante- para recibir asistencia
sanitaria, sea o no con carácter de urgencia), etc. En muchos casos, es indudable que estas situaciones aumentan el malestar, la sensación de inseguridad, la preocupación y la incertidumbre de los afectados...
Desde hace tiempo numerosos estudios y
encuestas de satisfacción coinciden también al revelar la rapidez en el acceso
a los cuidados como una de las dimensiones o características de la asistencia
sanitaria más relevantes y que tienen más importancia para los pacientes y
usuarios. (Véase por ejemplo: Is the NHS becoming more patient-centered?).
En su día, el conocido y prestigioso Informe Crossing the Quality Chasm (1991), identificó y estableció seis objetivos fundamentales para la atención
sanitaria: que fuera segura,
efectiva, centrada
en el paciente, eficiente,
equitativa y oportuna (puntual) en el sentido de que se prestara
“a tiempo” (timely). De estos
objetivos fundamentales la puntualidad es, de alguna manera, la que ha sido
menos estudiada y comprendida. En términos generales: ¿Cómo podemos asegurar/garantizar
una atención puntual u oportuna en los diversos dispositivos sanitarios? y
¿cuáles son las razones por las que en ocasiones la asistencia no se presta
puntualmente?
Pues bien, en fecha
reciente el Committee on Optimizing
Scheduling in Health Care del IOM ha publicado el Informe Transforming Health Care Scheduling and Access. Getting to Now. Los autores del mismo, (entre los que se
encuentra, por cierto, Peter Pronovost, reconocido promotor de la iniciativa/proyecto Bacteriemia zero) sostienen que, en muchos casos, la existencia de
largos tiempos de espera para recibir asistencia (sea para diagnóstico o
tratamiento), son una consecuencia de la forma “desarticulada” en que los
sistemas sanitarios han evolucionado para adaptarse más a las necesidades y
deseos de los médicos y de los gestores, en lugar de a los pacientes. El
resultado es un sistema que despliega su recurso más valioso -personal
altamente cualificado- de manera ineficiente, dando lugar a una inadecuada
programación y a un desequilibrio innecesario entre la demanda y la oferta de
citas. El estudio avala el uso de técnicas de ingeniería de sistemas
(investigación operativa), nuevos enfoques de gestión y el incremento de la
participación de pacientes y familiares, para que el sistema sanitario actual
pueda avanzar y evolucionar hacia otro con un mayor enfoque en las preferencias
de los pacientes, para prestar una atención sanitaria conveniente, eficaz y
excelente sin necesidad de realizar costosas inversiones.
El Informe recoge algunos ejemplos e
identifica las mejores prácticas para conseguir mejoras significativas en la accesibilidad
y en los cambios a nivel de sistema, presenta recomendaciones de principios y
prácticas para mejorar la accesibilidad promoviendo una programación eficiente.
El estudio pretende ser una valiosa herramienta para que los profesionales progresen
hacia la cultura del «¿Cómo podemos
ayudarle hoy?», más comprometida y centrada en el paciente.
Un reciente artículo de JAMA hace también una reseña del informe .
Un reciente artículo de JAMA hace también una reseña del informe
Desde luego algo bastante alejado de la idea
que al parecer tiene/tenía sobre el tema el director gerente del hospital de
Guadalajara cuando no hace mucho, en uno de los frecuentes colapsos del
servicio de urgencias del hospital, afirmaba sin rubor que “Esperar siete horas en urgencias no es ni mucho ni poco” (sic). Parece evidente que, antes de tomar el nombre
de sir William Osler en vano, al citar sin venir a cuento la conocida frase: “no hay enfermedades sino enfermos”, no le vendría mal a este
directivo echar un vistazo a este Informe y leer además un breve artículo publicado
hace unos años en el NEJM por John Maa, un profesor de cirugía de la School of
Medicine, University of California, San Francisco, donde explica el caso de la
atención recibida por un familiar muy cercano en urgencias, y las consecuencias
posteriores: The Waits That Matter (N Engl J Med 2011; 364:2279-2281June 16,
2011). Tal vez ello le haría comprender mejor la trascendencia que tienen
determinados retrasos y ciertas esperas.
En este orden de cosas, precisamente con la
finalidad de mejorar la (deteriorada)
atención en las urgencias y la gestión de las camas hospitalarias en la
Comunidad Autónoma, el Gobierno de Castilla-La Mancha ha aprobado y puesto
en marcha hace unos días el denominado Plan “Dignifica”.
Los
(favorables) resultados no se han hecho esperar, según se explica en nota de prensa oficial…
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Estamos de aniversario. Se cumplen hoy cuatro
años desde la primera entrada en este blog, en agosto de 2011, en que empezábamos
nuestra andadura hablando del Regimen Sanitatis Salernitanum, del que toma su nombre. Aquí seguimos, más de 250 entradas después, aunque con algunos
altibajos en la periodicidad o la frecuencia de publicación. Gracias a
todos(as) por estar ahí…
Como regalo, un precioso tema del
contrabajista y compositor israelí de jazz Avishai Cohen: «Remenbering». Grabado en el Forum, 28th Jazztage Leverkusen/ Germany, 4th November 2007. Avishai Cohen, bajo; Shai Maestro, piano;
Mark Giuliana, batería.
De acuerdo en buena parte con tu exposición Rodrigo. Son conocidas las distintas dimensiones que pretenden explicar las expectativas de las personas a la hora de adquirir un producto o solicitar un servicio. Cierto también que es realmente difícil trasladar estas características al sistema sanitario. No debería ser lo mismo lo que espero al comprar una refresco de cola que mis expectativas al entrar en la consulta del médico (perdón por la simplificación), pero en buena parte así es.
ResponderEliminarNuestra sociedad, en general, no hace tales distingos. Tampoco hemos aprendido a hacerlos, más bien al contrario, somos consumidores enseñados a buscar lo bueno, bonito y barato y a tener el producto en nuestras manos, ya. Desgraciadamente el médico (entre los que me encuentro) se encuentra con esta actitud y con un cartel que cada paciente aporta en su regazo similar al de la imagen que utilizas para completar esta entrada y que el paciente no lee pero que al médico le martillea constantemente "...solo 5 minutos" (hay otros 50 esperando en la sala de espera). Es cuando el médico se da cuenta que todo está fallando. Que no se puede seguir así si se quiere ofrecer un mínimo de calidad, que la medicina no es solo responder a la pregunta "¿cómo podemos ayudarle hoy?", sino que es igualmente importante responder a la pregunta "¿en qué me puede ayudar usted, señor paciente?". Esta corresponsabilidad no se ha desarrollado suficientemente, probablemente porque se vende realmente mal porque, efectivamente, no hay enfermedades sino enfermos.
Un saludo
Efectivamente, Enrique, (a pesar de la obligada simplificación), en esa única y compleja ecuación que supone la relación clínico-asistencial en los servicios sanitarios todavía falta por completar/desarrollar en gran medida la parte que se refiere al papel del paciente, a quien indudablemente no hemos sabido formar y corresponsabilizar, por más que se predique y difunda de manera retórica el bienintencionado pero poco real discurso del "empowerment". La actitud y la disposición del paciente/consumidor de los servicios sanitarios sigue siendo excesivamente pasiva y resignada, seguramente por una inadecuada formación y falta de educación sanitaria (la famosa "health literacy")... y por la persistente desigualdad y asimetría (no sé si insalvables) entre los actores. Todos tenemos mucho que hacer en ello, al menos en los servicios sanitarios públicos: es evidente que la sostenibilidad y eficiencia del sistema se juegan también en estos aspectos.
EliminarEl enfoque de la medicina privada va en otra dirección, se corresponde mejor con la idea del cliente de una industria y seguramente busca satisfacer demandas inmediatas, que con mucha frecuencia no son sino necesidades inducidas.
En fin, no hay que perder de vista tampoco que el Informe está elaborado en los EEUU, donde ciertamente la atención sanitaria es sobre todo eso, una gran industria en manos de grandes compañías privadas de aseguramiento.
Me temo que aún falta algún tiempo para hacer realidad la idea que transmite Eric Topol en su libro "The patient will see you now"... http://www.nytimes.com/2015/02/15/books/review/the-patient-will-see-you-now-by-eric-topol.html?_r=0 ...ese paciente capacitado y experto gracias al smartphone y las TIC, al que Emma Hill -editora de The Lancet- se refiere como "The Smart Patient": “Every patient is an expert in their own chosen field, namely themselves and their own life.”
Veremos...
En todo caso, muchas gracias por tu amable comentario. Un cordial saludo.
Sin entrar a debatir
ResponderEliminaren cuestión tan estrujada
que al político de turno
nunca le importa nada
(sino mucho tiempo ha
que estaba solucionada)
te felicito sin más.
Si cuatro años ya pasan
y un soplo dicen que veinte
pues solo dieciséis faltan.
¡Enhorabuena Rodrigo
por tu Regla Sanitaria!
Gracias por esta estupenda felicitación en verso, José Manuel.
EliminarEspero seguir viéndote por aquí en los próximos años. Un cordial saludo.
Usted y este señor ven realidades distintas:
ResponderEliminarhttp://www.lacomarcadepuertollano.com/diario/noticia/2015_08_01/01
Obviamente no se trata sólo de percepciones o realidades diferentes. También pudiera ocurrir que este señor, responsable de un partido político concreto [C's], se mueva por intereses muy distintos...
EliminarSe da la circunstancia de que el día al que se refiere en su artículo, gracias al "Plan Dignifica" citado en el post, se abrieron una serie de camas en el hospital de Puertollano para dar respuesta a la demanda de ingresos.
Rodrigo siempre brillante en tu exposición.
ResponderEliminarMuchas gracias, amable "unknow"...
EliminarFelicidades por el aniversario que coincide en el tiempo con el de "Epi y Mas" ¡qué casualidad! (y no es la única)
ResponderEliminarQuerido Oscar, ya sabes que llamamos casualidad a los fenómenos cuyo mecanismo de producción o determinismo causal desconocemos. Como bien recordaba Jorge Wagensberg, http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/wagensberg.pdf en realidad, ¿es el azar una característica o propiedad de la naturaleza, o una clara muestra de nuestra ignorancia?
EliminarEn todo caso, muchas gracias por tu amable felicitación y sigamos aprovechando esas 'casualidades' que este complejo y hermoso mundo nos ofrece...
Felicidades también por "Epi y más".
Un cordial saludo.
R