Foto: En una puerta de Dinan (Bretaña)
«Nadie está libre de decir necedades. Lo
malo es decirlas con aplicación.»
Asistimos desde hace unos meses a un insólito, grotesco,
irónico, paradójico, esperpéntico e incluso extravagante
espectáculo. Ciertamente es difícil encontrar un único adjetivo que resulte adecuado
para describir mejor o con mayor precisión el comportamiento y la actitud para
referirse a la situación de la sanidad y de la asistencia sanitaria en Castilla-La
Mancha por parte de algunos conspicuos responsables políticos del partido que
ocupó el gobierno de la región durante la anterior legislatura. Empeñados en
dar la espalda a la realidad y en negar la evidencia, (producto sin duda de su
mala conciencia), instalados en el oportunismo y la manipulación, cuando no en
la inconsistencia y la mentira, resulta como mínimo asombroso, por no decir
incongruente e hipócrita, oírles hablar continuamente de “caos sanitario”, -su expresión
favorita-. Ello delata el subconsciente de quienes durante cuatro años propiciaron
y facilitaron el racionamiento y los recortes injustificados, el
desmantelamiento sistemático del sistema sanitario público, los despidos de
personal, la descapitalización de los hospitales, la paralización de las
inversiones, las derivaciones injustificadas al sector privado, la opacidad y
la falta de transparencia.
Decía Jonathan Swift, sagaz conocedor de la condición humana, que “algunas personas son más cautas en ocultar su sabiduría que su torpeza”, y en verdad que muchos parecen entusiasmados en airear y hacer públicas sus carencias. Mediante una estúpida monserga concertada se dedican a repetir burdas
consignas propias de una estrategia trasnochada, a través de una inmisericorde
cantinela de soniquetes, mantras y muletillas, inventando cifras o falseando
datos, poniendo en duda, renegando e incluso lamentando cualquier avance y
mejora que se produce en los servicios sanitarios.
Veamos, en orden cronológico, algunos ejemplos muy evidentes
con distintos protagonistas y en distintas fechas, de esta constante
manipulación y (ab)uso de la sanidad como arma arrojadiza, que demuestran bien
a las claras el empleo orquestado del mismo argumentario:
Desde luego hace falta tener mucha caradura o desfachatez
para afirmar sin ruborizarse cosas como la siguiente:
PP denuncia 'caos
sanitario por la falta de gestión y previsión y derivaciones a la privada'
(25-1-2016).
Indudablemente todo atropello parece justificable cuando se
demuestra la falta de escrúpulos. Aunque no se entienda nada de nada, se puede
barbotear con lógica sobre cualquier cosa, lanzándose sin el menor pudor a las
más precipitadas generalizaciones, alcanzando su apoteosis sublime en
meditaciones sin contenido:
Casi produce cierta vergüenza ajena leer que alguien ...alerta del “caos sanitario” del hospital de Tomelloso. (25-5-2016). O que ‘… tenemos un caos sanitario sin precedentes como nunca se ha conocido en Castilla-La Mancha.’ (29-5-2016).
Otros solicitan, de manera solemne y con gran desfachatez,
lo que en su momento no se atrevieron a pedir a los anteriores gobernantes de
su mismo partido:
PP pide se que contrate de manera'urgente' a 500 profesionales por el 'caos sanitario.' (12-7-2016).
En algún caso la exageración –por desmesurada- puede llegar
a bordear el ridículo:
PP denuncia 'la inacción de
Page mientras continúa el caos sanitario que ha implantado.' (31-7-2016).
Aquellos que ocultaban datos y no publicaban ninguna información sobre la situación de las listas de espera sanitarias se permiten el lujo de afirmar gratuitamente que "el desastre y caos sanitario" desde que gobierna el socialista Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha "es cada vez más grave", acusando al Gobierno de "maquillar" los datos sobre listas de espera y de "engañar" a los ciudadanos.
Obviamente, cuando se ha perdido, o nunca se ha tenido, el
mínimo pudor, se puede llegar aún más lejos. A la ignominia se le puede añadir
todavía el insulto (como si ello viniese a suplir o compensar la falta de
talento):
'A Page no le preocupa
el caos sanitario ni el bienestar; sólo vela por su interés personal' (5-2-2016).
PP denuncia la política de 'despilfarro' de Page junto al 'caos sanitario permanente.'
(20-7-2016).
Sobre esta deleznable concepción e idea de la política, recordaba recientemente
un profesor de ciencias políticas que algunos sólo saben incurrir en provocaciones
y exageraciones absurdas utilizando el insulto y la mentira como arma y
estrategia, como si los políticos que más mienten fueran los que parecen más
auténticos, siguiendo el viejo adagio de que «una mentira repetida mil veces se convierte en verdad» (vid. Mentiras auténticas).
¿Acaso toman por tontos a los ciudadanos? ¿Creen que la
gente no se da cuenta de lo artificioso e impostado que resulta esta excesiva e
histriónica sobreactuación?
En el caso que venimos comentando parece indudable que nuestros
ínclitos protagonistas han tenido que descubrir (tarde
pero con prisas, como decía aquel) que la sanidad es un asunto importante
que preocupa bastante a los ciudadanos, y que no lo debieron hacer muy bien, tal y como
ponía de manifiesto el barómetro postelectoral del CIS de mayo-junio
de 2015:
¿Cómo calificaría Ud. la labor que ha llevado a cabo
durante los últimos cuatro años la Junta de Castilla-La Mancha en cada uno de
los siguientes temas: muy buena, buena, regular, mala o muy mala?
Como se ve, el porcentaje de castellanomanchegos que calificaban entonces esa
labor como mala y muy mala en sanidad era de un 57% y tan sólo un 16.9% de los encuestados
la consideraban como buena o muy buena.
Y además, sigue siendo un tema relevante, ya que aparecía
citado expresamente como el segundo en importancia que debería preocupar al
gobierno:
Entre los temas siguientes,
¿cuál cree Ud. que debería ser el más importante para el nuevo Gobierno de
Castilla-La Mancha? ¿Y en segundo lugar?
En fin, sólo a modo de recomendación, no sería malo atender
a las sabias enseñanzas de Michel de Montaigne, a quien citábamos al comienzo de estas líneas:
«En verdad, el mentir
es un vicio maldito. Sólo somos hombres y sólo creemos los unos en los otros
por la palabra. Si conociésemos el horror y el peso de la mentira, la
perseguiríamos hasta la hoguera con más justicia que a otros crímenes.»
Dicho queda.
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