Lanzarote, julio 2007
Sostiene nuestro amigo Joan
Carles March @joancmarch en un reciente artículo editorial publicado en la Revista de Calidad Asistencial [Humanizar la sanidad para mejorar la calidad de sus servicios Rev Calid Asist. 2017;32(5):245---247] que las diversas iniciativas que desde hace algún tiempo se vienen
desarrollando en nuestro entorno para prestar una asistencia más humana, son una fórmula para dar
respuesta a esas asignaturas pendientes
de las organizaciones sanitarias que tienen que ver con aspectos tales como el
carácter de las personas, las emociones, la prudencia de los profesionales y la
construcción social de valores que permiten una mejor interacción entre
usuarios(as), pacientes y profesionales:
«En el contexto
sanitario, el concepto de humanización suele hacer referencia al abordaje
integral de la persona, es decir su extensión holística, donde interactúan las
dimensiones biológica, psicológica, social y conductual. Desde esta perspectiva
se debe otorgar igual importancia a las necesidades sociales, emocionales y
psicológicas que a las físicas, y ello significa hacer referencia a la persona
en todo lo que se realiza para promover y proteger la salud, curar las
enfermedades, garantizar un ambiente que favorezca una vida sana y armoniosa a
nivel físico, emotivo, social y espiritual.»
Por nuestra parte, en algún otro post anterior sobre el tema
ya hemos comentado que, en gran medida, lo que se denomina humanización
de la asistencia sanitaria no es sino la puesta en práctica de una atención centrada en la persona. En este
sentido, este ‘modelo’ no consiste o pretende únicamente dar a las personas [todo] lo
que deseen o proporcionarles tan solo información. Más allá de esta idea algo simplista, se trata en realidad de tener en cuenta y respetar sus deseos y
valores más personales, la situación familiar, las circunstancias sociales y
estilos de vida de la gente, considerando a la persona en su globalidad, como
un todo, y trabajando juntos para desarrollar las soluciones más apropiadas y
convenientes. Desde este planteamiento, se considera muy importante actuar de
manera compasiva, pensar las cosas desde
el punto de vista de la persona a la que se atiende (es decir, con empatía) y
hacerlo de forma respetuosa mediante la adopción de decisiones compartidas con
los pacientes, ayudando a las personas a manejar su estado de salud. Se trata
tanto de cómo piensan los profesionales y los pacientes sobre la atención y sus
relaciones, como de los servicios reales existentes y disponibles (puestos a su
disposición).
Alguien dijo que “el nombre de las cosas forma parte de las cosas”, sean éstas objetos, ideas, conceptos, marcas o ilusiones, creando la manera en que percibimos, ayudando a definir los campos asociativos, de connotación y finalmente del vínculo que establecemos con ellas. Es pues, un tema relevante y no menor que, con frecuencia, genera desconcierto y confusión por falta de rigor y claridad... En este sentido, recuerdo a menudo que en A través del espejo y lo que Alicia encontró allí, la celebrada segunda parte de Las aventuras de Alicia en el País de las maravillas, de Lewis Carroll, tiene lugar un extravagante diálogo entre Alicia y Humpty Dumpty, que es una excelente muestra de las relaciones entre semántica y pragmatismo:
En relación con los diferentes Planes de Humanización puestos en marcha en diferentes CCAA,
refiere Joan Carles March en el
artículo citado: «…humanizar la salud [o,
mejor, la asistencia sanitaria] es un
proceso complejo que va desde la política hasta la cultura, la organización
sanitaria, la mejora de la relación entre usuarios y profesionales y la
formación de los profesionales.»
Y también: «En esa
línea, estamos asistiendo a un cambio de paradigma mundial donde las personas
resurgen como centro de un «Sistema Sanitario» que necesita mejorar su diseño.
Un movimiento que pone de manifiesto la necesidad de escuchar y atender no solo
a las personas enfermas, sino también incluir a sus familias como agentes
curativos y cuidar a los profesionales para que puedan desempeñar su trabajo en
las mejores condiciones posibles.»
Una muy recomendable e interesante publicación de marzo de 2014 de The Health Foundation [Helping measure person-centred care. A review of
evidence about commonly used approaches and tools used to help measure
person-centred care] realizaba una
amplia revisión bibliográfica con un total de 921 estudios sobre los diferentes
procedimientos y métodos existentes para medir el grado de evolución y
‘madurez’ de los diversos componentes que podrían estar involucrados en el
concepto de atención centrada en la persona [que como hemos indicado, asimilamos e identificamos con el de humanización], señalando la dificultad
para definirlo. A este respecto, el autor de la revisión indica que los tres métodos
principales para investigar y acotar de alguna manera los diferentes aspectos o
componentes de este tipo de atención son las encuestas y entrevistas con
pacientes y usuarios/as de los servicios sanitarios, las encuestas al personal
clínico, y la observación de encuentros clínicos. Se citan también algunas de
las escalas y herramientas estructuradas diseñadas para intentar aprehender
este borroso e impreciso término de humanización.
Obviamente la idea de ‘centralidad de la persona’ es un concepto ‘multidimensional’ y su complejidad
contribuye precisamente a la dificultad de su aplicación en la práctica.
En relación con los componentes de la atención centrada en la persona,
la diferente terminología empleada: ‘atención
centrada en el paciente’, ‘centrada
en la familia’, ‘individualizada’ o ‘personalizada’…
pone de manifiesto el nivel de confusión y la dificultad de precisar o definir
la idea o el concepto que, como el de humanización es polisémico y cambiante,
aun cuando pueda resultar bastante intuitivo.
En resumen, la atención centrada en la persona es una filosofía (o modo
de trabajo) que contempla a los pacientes como socios al mismo nivel (partners), en la planificación,
desarrollo y evaluación de los cuidados, para asegurarse de lo que es más
apropiado para sus necesidades. Esto supone que los pacientes y sus familias
deben ser partícipes y estar implicados en el centro de todas las decisiones.
Los servicios han de reorientarse para estar centrados en el paciente/usuario/a,
promover el control, la independencia y la autonomía de pacientes y de
cuidadores y familiares, facilitar su capacidad de elección y basarse en una
filosofía de equipo colaborativa. Debe tener en cuenta las necesidades y el
punto de vista de los usuarios de los servicios y construir relaciones con los
miembros de la familia.
Los componentes clave de la atención centrada en la persona
incluyen la compasión, la dignidad y el respeto, lo que puede llevarse a cabo a través de la toma de
decisiones compartidas, apoyando la autogestión y mediante una comunicación
proactiva. La atención centrada en la persona puede darse tanto a nivel
individual, donde los pacientes participan en las decisiones sobre su salud y
cuidado, o a nivel colectivo en un grupo en el que la gente está involucrada en
las decisiones sobre el diseño y la prestación de servicios.
Disgresiones sobre la terminología
Alguien dijo que “el nombre de las cosas forma parte de las cosas”, sean éstas objetos, ideas, conceptos, marcas o ilusiones, creando la manera en que percibimos, ayudando a definir los campos asociativos, de connotación y finalmente del vínculo que establecemos con ellas. Es pues, un tema relevante y no menor que, con frecuencia, genera desconcierto y confusión por falta de rigor y claridad... En este sentido, recuerdo a menudo que en A través del espejo y lo que Alicia encontró allí, la celebrada segunda parte de Las aventuras de Alicia en el País de las maravillas, de Lewis Carroll, tiene lugar un extravagante diálogo entre Alicia y Humpty Dumpty, que es una excelente muestra de las relaciones entre semántica y pragmatismo:
«--Cuando yo uso una palabra
--insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso-- quiere decir
lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos.
--La cuestión --insistió Alicia-- es
si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
--La cuestión --zanjó Humpty Dumpty--
es saber quién manda..., eso es todo.»
Volviendo al tema que nos ocupa, en la citada publicación sobre
atención
centrada en la persona que venimos comentando, se hace un amplio y
detallado repaso de la extensión y el alcance de la diferente terminología
empleada desde distintos campos o disciplinas (salud mental, servicios
sociales, estudios sociológicos, etc.) para referirse a este concepto sobre el cual
no existe una definición muy precisa ni universalmente aceptada. Aunque la
revisión –señalan- no tiene por objeto proporcionar una descripción de lo que
consideran o denominan con este nombre, se explican las tendencias sobre cómo
se utiliza el término en la literatura empírica para un mejor conocimiento del
mismo. Cuando se proporcionan definiciones o principios en estudios empíricos
de carácter general, se comprueba que estos habían sido desarrollados por
académicos, profesionales de la salud o responsables políticos. Un hallazgo
importante (y significativo!) es que los pacientes generalmente no han
participado en la definición de lo que significa para ellos la atención
centrada en la persona.
Los términos empleados y utilizados con mayor frecuencia son
los siguientes:
‘person-centred care’
‘patient-centred care’
‘patient-centred’
‘patient-centred medical home’
‘family-centred’
‘Individualised’, ‘personalised’ or ‘humanised’ care.
‘patient centric’ and ‘user centred’
‘client-centred practice’
or ‘whole person care’
Muchos de estos términos se emplean indistintamente o representan
principios muy similares, aunque a menudo se utilizan dando por sentado que los
lectores saben lo que significan o a qué se refieren, más que proporcionar una definición
(«Many of
these terms were used interchangeably or to represent very similar principles.
However, the terms were often used with the assumption that readers know what
they mean, rather than providing a definition.»).
Para finalizar, la figura siguiente se proporciona una representación
gráfica de cómo pueden encajar entre sí las definiciones generales, los
conceptos y subcomponentes específicos que incorpora la atención centrada en la persona. Este listado de ítems surge a partir de
los temas clave extraídos de la literatura empírica, ilustrando un concepto
holístico compuesto de subcategorías, incluyendo componentes intangibles y comportamientos
específicos:
Ejemplos de conceptos sobre atención
centrada en la persona en la literatura empírica
Continuaremos hablando de humanización®…
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